domingo, 3 de julio de 2005

Breviario:
El código Miguel Ángel

El código Miguel Ángel

Lazarillo

Que la medicina es y ha de seguir siendo una ciencia humanística es algo tan innegable como defendible. Dos profesionales brasileños acaban de dotar de singular trascendencia sus a no dudar competentes conocimientos de la humana estatura. Sólo porque más allá de la materia mortal que nos conforma se reconocen amantes observadores de su plástica. Si hace tres lustros un colega norteamericano, Frank Meshberger, apreció en la Capilla Sixtina que la figura de Dios y su alado y angélico entorno parecía un corte transversal del cerebro humano, Wilson Barreto y Marcelo de Oliveira sostienen en su libro El arte secreto de Miguel Ángel que el renombrado santuario contiene un código completo de nuestra anatomía en muchos de sus paneles. Ostensible en unos casos y sutil en otros, la artística bóveda ofrece un muestrario implícito de esa descripción. Así, en la Creación de Adán y Eva, el tronco de un árbol parece una arteria bronquial y la divina túnica del Creador es una representación de un pulmón visto lateralmente, en consonancia con el divino aliento vital. El libro pronto se editará en español y los autores están pensando si deben pedir opinión al Vaticano, no vaya a ser que su lectura médica sea anatema por conducir a váyase a saber qué interpretaciones.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si es así, la jugada del gran artista es magnífica, una glorificación de cuerpo como materia de aliento divino digna de veneración y goce sensorial. Excelente.

Anónimo dijo...

El libro tiene que estar bien, aunque suene a tirón publicitario tras el éxito del Código da Vinci. Habrá que leerlo.

Anónimo dijo...

Pues yo a Ratzinger lo veo capaz de cubrir con cal viva cualquier posible desacato.

Anónimo dijo...

Muy callado está Ratzinger.

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