lunes, 13 de junio de 2005

Otra vez la muerte en el lenguaje de la calle

Félix Población

¿Cuánto hace que no se proferían amenazas de muerte en una manifestación legalmente convocada en nuestro país? Tendríamos que remontarnos a la primera transición, cuando los restos del franquismo se resistían a ser desalojados de la historia. Todos recordamos que de esas soflamas amenazadoras no se libró ni el entonces presidente del gobierno, el muy digno forjador de nuestra democracia don Adolfo Suárez, ni el mismísimo cardenal Tarancón.

Pues bien, en la masiva convocatoria de Salamanca del pasado sábado, treinta años después, y como si España no hubiese recorrido un intenso y meritorio camino en pro de sus libertades, algunos grupúsculos de manifestantes -no tan minoritarios como cabría suponer- alardearon de ese mismo tipo de taras, totalmente injustificables y bochornosas para el partido político que organizó y lideró a la muchedumbre, máxime si ese partido representa al amplio sector ciudadano de la oposición política.

Está en su derecho el señor Carod Rovira, presidente de ERC, a denunciar al Partido Popular por las intolerables amenazas voceadas y escritas contra su vida y persona por algunas pandas de energúmenos en Salamanca. Don Josep Lluís no ha podido resistirse, sin embargo, a echar un poco más de leña al fuego aprovechando la oportunidad de celebrar un mitin con motivo de la fiesta de su partido. Es lo malo de los nacionalismos, que por una chispa se incendian y hacen el juego al nacionalismo de enfrente.

No creo que la manifestación de Salamanca promovida por el PP represente un punto sin retorno de la derecha más reaccionaria, ni que sea un baremo de la hostilidad, racismo y xenofobia hacia Cataluña. Personalmente confío más en el despertar no lejano de la derecha civilizada, acallada ahora por la nefasta herencia de resentimiento del protagonismo aznarí y sus peones de brega.

En cuanto a las fobias anticatalanistas, no pienso que sus rabiosos instigadores mediáticos incrementen mucho más su audiencia, aunque sí estimo que les corresponde a quienes les pagan no facilitar o reprimir ese histerismo. La católica iglesia no debería olvidar, por doctrina y memoria histórica, aquellas condenas verbales de la primera transición contra su más significada figura, equivalentes a las propaladas ahora contra Carod en Salamanca.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Que no haga como Aznar, que no las dio. El Partido Popular debe pedir disculpas a Carod Rovira y Carod Rovira no debe aprovechar las ventoleras de la derecha montaraz para tirarse al monte indepndentista y demagógico.

Anónimo dijo...

Esa derecha amenazadora no tenía voz antes del 14-M. Hay que preguntarse a qué se debe que ahora sí. Los obispos españoles tiene un medio de propaganda para dar voz a esa derecha.

Anónimo dijo...

A España le hace falta serenidad y que algunos medios de información dejen hacer apología del enfrentamiento no democrático entre los dos principales partidos políticos. Al PP le falta un líder con autonomía que no funcione al dictado de Aznar y quienes estuvieron con Aznar. Después de Galicia será el momento de los cambios en el partido Popular. Quizá sea el momento de Ruiz Gallardón, tan callado.

Anónimo dijo...

Sólo hace falta que pierda la paciencia el gobierno para que tengamos a las dos Españas frente a frente.

Anónimo dijo...

Félix amigo, desde Cataluña:
La única manera de avanzar en una España mejor, más libre y unida, es profundizar en la democracia, dialogar, hablar, escuchar las razones de los otros, intentar comprenderlas, buscar la verdad, restituir el daño histórico, amar lo diferente (que tú seas tu y que yo sea yo es básico para la amistad).
Desde mi tierra, con otros muchos paisanos -viejos y nuevos catalanes-, quiero comprender las motivaciones interiores de los que se manifiestan. Las causas externas ya las sabemos. Me interesa más saber los porqués de lo que dicen o hacen que sus palabras o hechos. Lo que dicen o hacen viene de Caín y Abel y es una historia que reflejó lapidariamente Machado y tambien el olvidado Salvador Espriu en toda su obra: la guerra entre hermanos. ¿Qué ocurre en su interior? ¿Baja autoestima?, ¿Inseguridad personal o tribal? ¿Mala conciencia? ¿Necesidad del odio a lo diferente para afirmarse como grupo? ¿Son tal vez personas con escasos valores, escaso criterio y débil crecimiento personal? No lo sé.
Creo que una de las pocas personas públicas de España que tiene, si no se tuerce, talla humana és J.L.Rodríguez Zapatero. Parece que la sociedad española no debe esperar que el cambio moral le venga desde los actuales obispos -pequeña talla humana- (¡gracias, Juan Pablo II!), sino desde estos profetas laicos. ¡Al fin una persona, entre tanta mediocridad intelectual y política! Tengo esperanzas en él.
Mientras, aquí aguantamos estoicamente los gritos y las bravatas políticas. Y renovamos la esperanza en el mútuo conocimiento y en el diálogo. Es el único camino viable.

Anónimo dijo...

Gracias, amigo mío, por esas palabras que enriquecen de ánimo de concordia esa nada bonancible realidad hispánica.

SiNoLoDigoReviento dijo...

Y puestos a recordar también la iglesia tomó la iniciativa dialectica violenta en la guerra civil aclamando a las tropas nacionales.

Anónimo dijo...

Lo de Carod fue un calentamiento de mitin. Ya está bien de calentamientos nacionalistas de uno u otro signo. Aquí quien mantiene el viento más equilibrado es el señor presidente de España. Sus acusaciones contra él en torno al desgajamiento de España no tienen sentido.

Anónimo dijo...

El tópico de romper España es puro franquismo. El Partido Popular debe hacer oposición de más fundamento. O se quedará muy solo.

Anónimo dijo...

A ver si con los curas también van a salir pancartas de las que el PP no se hará responsable.

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