martes, 7 de junio de 2005

Ecuador: Corrupción de museo e inmigración por lo tanto

Celestina Tenerías

Hace tan sólo diez años, el número de inmigrantes ecuatorianos en España apenas pasaba del millar (1365). Actualmente supera los doscientos mil (229.650), más los ciento y pico mil que puedan haber regularizado su situación últimamente con las medidas normalizadoras del actual gobierno. Eso supone el 33,9% de la inmigración iberoamericana en nuestro país.

El incremento en las cifras se explica si se tiene en cuenta que antes, hasta que las autoridades norteamericanas lo pusieron más difícil, los ecuatorianos emigraban a Estados Unidos, donde habita una comunidad que ronda el millón de personas, principalmente en Nueva York. También esa masiva afluencia con destino a nuestro país es fruto de la grave crisis económica sufrida por la pequeña nación andina, de no más de 12 millones de habitantes, entre 1998 y 1999.

Los datos vienen a cuento porque en la capital ecuatoriana se va erigir ahora un museo de la corrupción, en consonancia con la percepción que tiene la ciudadanía -contrastada por una reciente encuesta- de que el suyo es el país con los políticos más corruptos de Iberoamérica. El museo, donde se darán cita los episodios más vergonzosos que mancillaron la ejecutoria de gobernantes y ciudadanos durante la reciente historia de la nación, estará abierto para las próximas elecciones en 2006, no se sabe si para ilustrar la prestancia reflexiva del voto o la infausta sospecha de su insuficiencia.

El promotor del invento, Ney Dolberg, con apoyo de la Universidad Católica de Quito -que aportará la información histórica y jurídica-, ha dividido el centro en dos alas corruptas: la que afecta a los políticos y la que corresponde al sector privado. Llevado acaso por la influencia de la entidad colaboradora, el señor Dolberg, médico de profesión, expondrá en los carteles pertinentes, bien a la vista de los visitantes, los mandamientos de la corrupción en Ecuador, así como los de la honestidad, otorgando así moraleja a la histórica y singular exposición de tantas lacras.

Dicho queda para puntual información de la comunidad ecuatoriana residente en nuestro país. Que sepan que ya tienen en el suyo un reconocimiento público de su diáspora. El motivo fundamental por el que el valor de su trabajo y la causa de su indigencia llegaron allí a ser museables.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En Bolivia, en vez de museos, hacen algo más práctico: fuerzan a dimitir a quien no les vale para curar su miseria. Que todo vaya bien.

Anónimo dijo...

No deja de ser conmovedora la buena fe de los promotores de ese museo, como si a las élites del poder se las pudiese cautivar contándoles una moraleja. Mire qué malos son ustedes, y para que hagan penitencia y aprendan de sus errores ahí los tienen expuestos para que vean lo feo que están.

Anónimo dijo...

Enhorabuena por la iniciativa de tal museo, pero no olvidemos llevar dichas proclamas al campo de la acción en todos los frentes posibles como por ejemplo el de la rendición de cuentas de los mandatarios a todo nivel.
Por otro lado, no considero que se deba juzgar tan a la ligera el tema de la migración como fruto de la corrupción, ser inepto o inútil como gobernante no significa ser corrupto sino ignorante y lamentablemente demasiados países del globo tienen gobernantes ignorantes o los han tenido en su pasado y ellos han sido causantes de las realidades de sus países y gestores de su futuro.
Animo a todos aquellos "actores pasivos" a que abandonen sus cómodos sitiales y demuestren con iniciativas tan valedera como esta, que la sociedad civil no está compuesta de pasivos observadores sino por activos miembros deseosos de un futuro mejor.
Ojo con el tema de la globalización que la destrucción causada mayoritariamente por los países del "primer mundo" nos afecta a todos y debemos ser los países del "tercer mundo" aquellos que cuidemos lo que nos queda de vida natural para dar una luz de esperanza a la humanidad entera. Bendiciones para todos.

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