viernes, 6 de mayo de 2005

Zapatero, recuerda: 1936-1939

Celestina Tenerías

Me comenta un amigo, muy próximo en opiniones, afectos y residencia, para quien el uso de la bicicleta constituye un sano ejercicio de responsabilidad y placer en sus diarios desplazamientos, que todas las mañanas le afea ese gozo la pintada que titula este artículo. No es para menos.

Dicha leyenda, reiteradamente inscrita a lo largo de único y breve carril-bici de que dispone la ciudad de Salamanca a la vera del Tormes, lleva dando brillo y esplendor a la ilustre capital universitaria desde que el señor Rodríguez Zapatero es presidente del gobierno de España. El verde itinerario de no más de dos kilómetros, surcado a esa temprana hora de la mañana por la estimulante y agraciada presencia de cigüeñas y garzas, contiene además toda una sarta de injurias y agravios contra la comunidad islámica, descritos en su mayoría con tan torpe como racista y xenófobo empeño denigratorio.

Son muchos doce meses de tan deplorable exhibición de gamberrismo público como para pensar que el señor alcalde está en la inopia, máxime sabiendo el celo con que don Julián Lanzarote acostumbra a borrar toda huella de grafitti en el callejero urbano. Nada digamos si el ultraje se comete sobre el medallón del Caudillo que ilustra la vistosa Plaza Mayor, ahora en fastos conmemorativos. Quizá su manifiesto olvido obedezca a la sintonía que como caracterizado militante del Partido Popular guarda con las rancias e inadmisibles manifestaciones de algunos miembros de su ejecutiva, con el presidente honorífico a la cabeza.

¿Recuerda el avisado lector la sonada y delirante desfachatez de Aznar acusando al PSOE de ser el partido del odio? ¿Y a Zaplana, Acebes y comandita reiterar una y otra vez que al actual gobierno, rojo y radical, lo mueven afanes revanchistas, anticlericales e instigadores del guerracivilismo? Cebados en las burdas soflamas de caracterizados predicadores radiofónicos y en la demagogia montaraz de ciertos articulistas resentidos, el equipo directivo del Partido Popular debería serenar su ánimo y hacer oposición con el cerebro antes que con los bajos instintos.

Porque lo que está escrito en el carril-bici de Salamanca no es fruto del azar. Su descerebrada redacción y permanencia indeleble ante las narices del señor alcalde y pública vergüenza de los turistas, se debe al mal ejemplo de una clase política desnortada que ha perdido con las elecciones no sólo los papeles, sino la brújula de la civilidad y la razón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ésas y otras pintadas peores encontrarás en la Castilla profunda, donde el atraso social y económico es una réplica del abotargamiento mental. Salamnca es el feudo del charrismo, una mezcla de servilismo y caciquismo repartida por clases de servidores y caciques.

Publicar un comentario