jueves, 19 de mayo de 2005

Un solo culpable por la masacre de Beslán: ¡Grotesco!

Félix Población

Todos lo hemos podido presenciar a través de los telediarios. La masacre de la escuela de Beslán, con un saldo de más de trescientos muertos (330), en su mayoría niños, acaba de tener un más que grotesco epílogo. Sólo un terrorista, el único que al parecer logró salir vivo de la refriega, compareció en el banquillo de los acusados. ¿Y si ni uno se hubiera salvado?

Las madres, abuelas, familiares y amigos de las víctimas asistieron perplejas, entre una indignación que se resistía a la evidencia y una orfandad pasiva y atribulada por lo irreparable, a esa solitaria y más que cuestionable cita con la justicia. Todos hemos podido observar, bajo las tradicionales pañoletas que cubrían su abatimiento, esos rostros llorosos, avejentados por el dolor y descreídos ante semejante ceremonia de la apariencia.

Nunca se sabrá cómo pudo el comando acceder a la escuela y disponer de tal cantidad de armamento sin despertar la más mínima sospecha. Nunca se sabrá por qué Vladimir Putin, ya caracterizado por su mano de hierro en el asalto precedente al teatro de Moscú, apenas permitió el más mínimo amago de negociación con los terroristas. Nunca se sabrá por qué la periodista Anna Politkovskaia, que intentó esa mediación, sufrió un intento de asesinato al ser envenenada en el avión que la conducía a Beslán. (*)

En sólo tres días, el nuevo zar de Rusia encomendó a sus tropas una misión temeraria, con demasiados riesgos y sobrada falta de humanidad si se considera que las potenciales víctimas podrían ser niños, algo que si a toda sociedad conmueve especialmente, es a la rusa mucho más sensible. Nunca se sabrá si el asalto se produjo por iniciativa expresa de las fuerzas gubernamentales o como consecuencia de un suceso imprevisto en el interior de la escuela que obligó a tomar ese tipo de acción, tal como vendieron las únicas fuentes disponibles, dependientes de Moscú.

Lo cierto es que el impacto de la tragedia sobre la perversidad del terrorismo checheno fue de tal fuste que desde esa fecha, primeros días de septiembre del año pasado y después de un verano en el que se prodigaron sus acciones, apenas volvió a respirar. Eso no justifica lo injustificable de la tragedia de Beslán, pero quizá sea un dato que explique por qué la masacre se ha saldado con un único culpable.

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(*) Más artículos sobre este tema en Diario del Aire : 11-S, 11-M,Osetia y otros olvidos(7-9-04), Solidaridad con Anna Politkovskaia, envenenada en Rostov (19-11-04) y Las otras madres de Beslán (12-01-05)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La noticia casi pasó sin ser notada. Ocurre con muchas de las que aparecen en pantalla. Los muertos ya quedan lejos y en España más lejos todavía, aunque deberíamos estar muy sensibilizados con los muertos, a los que alguno políticos ofenden. En Beslán se actuó por las bravas y a la furia de los terroristas le sucedió la furia del Estado, ni más ni menos, como ocurrió en Chechenia, de la que ya no se habla nada, se dejó de hablar después de Beslán.

Anónimo dijo...

La situación en esa parte del mundo es un polvorín. Alguien habló un día de la amenaza de un estado dictatorial en Rusia. Dería lo menos que puede pasar. La transición en Rusia ha sido un trauma de consecuencias imprevisibles. Nada digamos ene sas pequeña repúblicas limítrofes con el petróleo y el Islam.

Anónimo dijo...

Putin es un déspota, lo mamó de pequeño y sólo la suprema paciencia del pueblo ruso puede aguantar a esa clase de tiranos.

Anónimo dijo...

Todos recordamos la que se montó en los medios cuando aquella bárbara carnicería. El impacto noticioso conmovió al mundo por distante que estuviera de sus casas. Fue como de Madrid o aún más, pero en el Estado español, por más que despotriquemos, se ha dado con los culpables, aunque no hayan pagado los resposables de la baja guardia con el terrorismo islamista. En Osetia del Norte no tienen esa suerte. Menos mal que tienen a un desgraciado terrorista en sus manos. La masacre hubiera pasado al olvido sin un solo inculpado si no pillan a ése. Daba mucha pena ver a los familiares de los muertos con cara de circunstancias, a la intemperie de un Estado que no hace justicia porque es incapaz de investigar a fondo las causas de la desgracia o pretende ocultarlas. Me acuerdo de Garzón, nuestro excelente juez, de quien acabo de leer su magnífico libro Un mundo sin miedo, ¿qué opinará Garzón de esa comedia judicial celebrada en Osetia? Debemos sentirnos muy honrados los españoles por tener a un juez así a la vista de cómo anda la justicia en Rusia.

Anónimo dijo...

Lo que me pregunto es por qué se fue Garzón a Estados Unidos en plan sabático. ¿Harto de estar harto?

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