jueves, 14 de abril de 2005

Y ahora, una de milagros, ya

Félix Población

Habrá que prepararse para la de milagros que se nos vienen encima a cuenta de la santidad del nuevo Papa Magno, y que acaso requeriría un seguimiento de esa mirífica senda iniciada ya con tres testimonios, tres, en las personas enfermas de un niño mejicano, un atleta paralimpico y un cardenal tocados por la gracia del finado pontífice.

Tengo entendido, sin embargo, que no basta con que el tacto papal haya curado en vida y sentidos del difunto, sino que lo suyo o lo que hace al caso para subir a los altares es que su influencia sanadora proceda del más allá. Esto es algo para lo que de momento no parece creíble que haya tenido tiempo material, por mucha y urgida diligencia que sus respetables devotos, entre los que se cuentan algunos subordinados purpurados, quieran prestarle al caso. La ayuda del Opus será muy provechosa en tal cometido, en correspondencia con los favores recibidos y la celeridad con que su monseñor fue beatificado.

Con esa actitud añejamente retrospectiva me temo que a la católica iglesia siguen sin asomarle intenciones de modernidad, de puntual ubicación y flexible engranaje en la realidad latiente de nuestro mundo. Empeñarse en hacer de la sucesión de Juan Pablo II un inicial tránsito por la milagrería para meterlo en las hornacinas del culto es como para dudar de toda esperanzadora posibilidad de aggiornamento.

Habrá que rastrear en lo sucesivo, a fin de atisbar si se baten los record de santificadores procedimientos hasta ahora vigentes, las miríficas noticias que puedan producirse en los próximos meses, pues si es mucha la prisa para darle a Su Santidad el doble idem es de temer que se acumulen los portentos y se colmen muy pronto las prodigiosas crónicas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Antes de los milagros para santificar al anterior habrá que poner a remojo al nuevo Papa, por aquello de su dura prestancia reaccionaria. Conviene ponerlo al baño María de la proximidad y la bonhomía, y hasta del democrático talante si se tercia. Todo en pro de una imagen mediática más asimilable.Ya verán como a corto plazo se olvidan los milagros de Wojtyla para hablar del aperturismo de Benedicto XVI a la sociedad de hoy, sin que la afirmación sea más que propaganda.

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