domingo, 3 de abril de 2005

Patrias y gestos

Félix Población

El orgullo y arrogancia de los vascos y vascas por la patria vasca lo soportamos todos los españoles cada domingo de Resurrección como una cita incuestionable de la actualidad. Cada año debemos aguantar las mismas soflamas de los nacionalistas más o menos exacerbados haciendo pueril demagogia. Esta vez con más motivo pues el lehandakari tiene un plan soberanista pendiente de consulta contra el orden constitucional y unas elecciones a la vuelta de la esquina. Toca acusar con mayor reincidencia a quien mande en Madrid de recortador de libertades, si no se garantizan las que los nacionalistas proclaman sin tener en cuenta a los que no lo son.

También a los batasunos les tocaba montarla con una cierta enjundia mediática a base de alboroto. Anulada su lista blanca por el Tribunal Supremo, los abertzales sin ley salieron a la calle para celebrar asimismo su otra patria vasca. Los avisados reporteros gráficos que estaban en la manifestación ilegal nos obsequiaron con unas imágenes muy ilustrativas de los líderes de Batasuna. Enzarzados con los agentes policiales en coléricos ademanes sin mayor riesgo, algunos muestran los dientes con la faz asilvestrada de un cánido y el mirar frío y enajenado del odio como mejor expresión de su ideario.

La patria de unos y otros, glosada hasta la saciedad por los medios cada domingo de Resurrección, es ajena a la mitad de la población que habita en el País Vasco. Sólo por eso merecerían menos eco quienes la utilizan como púlpito nacionalista excluyente y tienen concebido un plan de futuro en esa misma línea. Confiemos en la razonable sapiencia de los votos para que tal despropósito no sea posible.

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