martes, 23 de noviembre de 2004

Venezuela y Aznar: Mentira sobre mentira

Félix Población

En su hasta ahora errático y resentido camino por la oposición, no ceja el Partido Popular de mancillarse con la mentira y malas artes propias de su presidente honorario, a imagen y semejanza éste de su amigo Bush, calificado recientemente por José Saramago como campeón insuperable de la mendacidad en el universo mundo.

Recuperado el diálogo político en la televisión pública, para bien de la pluralidad de criterios y su democrática certidumbre en la malquista TVE, el ministro Moratinos no tuvo empacho en apartar por unos minutos la amable retórica de la diplomacia para esgrimir los riesgos del severo reproche crítico. Puede que lo suyo haya obedecido a un pronto achacable a las calenturas del debate, pero de lo que no hay duda es de la credibilidad del aserto: el gobierno del señor Aznar prestó apoyo el 12 de abril de 2.002 al presidente provisional de Venezuela, Pedro Carmona, a raíz del golpe de Estado promovido por éste en contra del gobierno legítimo de Hugo Chávez.

Ratificada luego esa afirmación por el propio presidente Chávez, que prefirió cantar un saleroso bolero a pasar factura al pasado, algunos observadores han estimado inoportuna esa manifestación del actual ministro de Asuntos Exteriores. Teniendo en cuenta que la postura de España se alineó entonces con la de Estados Unidos en ponerse al servicio del golpista, no parecía diplomáticamente lo más adecuado recordarla cuando los Reyes estaban a punto de visita en el rancho tejano de mister Bush. Sobre todo si se estima que de ese almuerzo podría derivarse algún alivio para las turbias relaciones entre la Casa Blanca y el gobierno socialista.

Lo cierto es que don Mariano primero y Ana de Palacio después se mostraron muy indignados con la audacia de Moratinos. Rajoy solicitó el cese del ministro y doña Ana, siempre tan lúcida, apeló a la falta de pruebas. Un joven periódico, elotrodiario.com, con exquisita puntualidad y diligencia, las aportó sobradamente en su edición de ayer (24-XI-04) con documentación comprobable. Posiblemente ese mismo material lo utilice el ministro socialista en su comparecencia parlamentaria, anunciada por el presidente del Gobierno.

Lo que no se puede entender, a menos que el PP esté abocado a una delirante carrera de despropósitos patrañeros, es ostentar dignidad cuando, además de otras señas no veniales, ha quedado consignado en la memoria de las hemerotecas (Cambio 16) que el 9 de abril de 2.002, tres días antes del golpe, Pedro Carmona estuvo en Madrid, atendido por funcionarios de alto nivel, y en tratos -probablemente- con especialistas en operaciones de inteligencia política relacionados con naciones iberoamericanas.

Que luego, en periódicos y agencias, se hiciera constar el apoyo de Aznar a Carmona no parece fuera de lógica. Sobre todo porque esa disponibilidad y apoyo -de tan chapucera precipitación- fueron revelados a la luz pública sin desmentido oficial a posteriori por parte del gobierno de don José María. Hacer esto mismo dos años y algunos meses después resulta por lo menos muy poco creíble.

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