Berlusconi, Bárcenas...Dios los cría y Aznar los juntó en El Escorial, tumba de reyes.
Félix Población
El
presidente del Gobierno, en su calidad de secretario general (entonces) del Partido Popular, declarará
como testigo en el juicio por la primera época de actividades de
la trama Gürtel. Se trata de un caso sin precedentes en la reciente
historia de España. El más parecido que encontramos en el pasado es el de
Alejandro Lerroux, que también fue presidente del Gobierno durante la segunda
República, si bien ya no lo era cuando estalló el escándalo del estraperlo durante el llamado bienio negro.
Para que
don Mariano testifique ha sido decisivo el papel del extesorero del PP Luis
Bárcenas, según podemos recordar durante su dilatada y más que detallada
declaración en la vista oral. Dijo Bárcenas que
Rajoy fue avisado por un empresario
de las actividades ilegales del cabecilla, Francisco Correa, actualmente en prisión.
Tal como sostiene mi estimado Goti del Sol, con el buen criterio que le caracteriza, en un país con una calidad democrática aceptable, el que un dirigente político enviase un correo a un corrupto animándole a ser fuerte, sería causa de apartamiento definitivo de toda actividad pública del remitente. En estas Españas no sucede así, incluso muchos millones de ciudadanos apoyan eso. A partir de ahí, todo lo que acontece no es nada más que el tinglado de una antigua farsa.
¿Qué declaración cabe ahora esperar de don Mariano, máximo experto en circunloquios, logomaquias y obviedades? Daríamos algo por saber cómo va a preparar Rajoy su testimonio y el papel qué va a jugar su predecesor en el partido en el tinglado. No olvidemos que, como dijo en su día un reputado cronista, en el banquillo de la Gürtel estuvo la patulea de corruptos que asistieron en el Monasterio del Escorial a la boda de la hija de don José María.
Franco eligió y erigió el Valle de los Caídos para enterrarse lo más cerca posible de Felipe II y ser así coronado rey, aunque fuera a título póstumo, escribió hace tiempo José María Calleja. Aznar -añadía- se fue al mismo Escorial, donde yacen los reyes, para entronizarse como autor del milagro español, del España va bien y entrar en la historia bajo palio. Igual ese entronamiento, a juego con su megalomanía, le depara un imprevisto epílogo con la firma de don Mariano, quién sabe.
Tal como sostiene mi estimado Goti del Sol, con el buen criterio que le caracteriza, en un país con una calidad democrática aceptable, el que un dirigente político enviase un correo a un corrupto animándole a ser fuerte, sería causa de apartamiento definitivo de toda actividad pública del remitente. En estas Españas no sucede así, incluso muchos millones de ciudadanos apoyan eso. A partir de ahí, todo lo que acontece no es nada más que el tinglado de una antigua farsa.
¿Qué declaración cabe ahora esperar de don Mariano, máximo experto en circunloquios, logomaquias y obviedades? Daríamos algo por saber cómo va a preparar Rajoy su testimonio y el papel qué va a jugar su predecesor en el partido en el tinglado. No olvidemos que, como dijo en su día un reputado cronista, en el banquillo de la Gürtel estuvo la patulea de corruptos que asistieron en el Monasterio del Escorial a la boda de la hija de don José María.
Franco eligió y erigió el Valle de los Caídos para enterrarse lo más cerca posible de Felipe II y ser así coronado rey, aunque fuera a título póstumo, escribió hace tiempo José María Calleja. Aznar -añadía- se fue al mismo Escorial, donde yacen los reyes, para entronizarse como autor del milagro español, del España va bien y entrar en la historia bajo palio. Igual ese entronamiento, a juego con su megalomanía, le depara un imprevisto epílogo con la firma de don Mariano, quién sabe.
DdA, XIV/3513
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