martes, 25 de octubre de 2011

CARLOS HERRERA SE BURLA DE LAS LÁGRIMAS DE PATXI LÓPEZ


Félix Población

Hace un tiempo, como acaba de hacer ahora Carlos Herrera en el programa radiofónico que dirige y presenta, otro machote renombrado, el escritor Arturo Pérez Reverte, tuvo la misma ocurrencia al burlarse de las lágrimas del ministro Miguel Ángel Moratinos cuando fue sustituido al frente de la cartera de Exteriores. A la política se viene llorado, dijo el literato y académico, y toda la caverna mediática a coro celebró la chuscada, como no podía ser de otro modo ante la identidad política del mentado.

Herrera no ha podido resistirse a esa tentación y parece que también ha tenido en cuenta las siglas políticas, como factor fundamental de crítica, al referirse a las lágrimas del lehendakari Patxi López y otros políticos del PSOE en un acto de ese partido celebrado el pasado fin de semana en el País Vasco. López no pudo evitar el llanto, como tampoco su compañero Eduardo Madina -que perdió una pierna (19-02-2002) como consecuencia de un atentado de ETA-, cuando el primero se dejó llevar por la emoción al referirse a la trágica memoria que deja la banda terrorista en Euskadi.

La emoción y las lágrimas, cuando se toca asunto tan grave y que tan hondo calado ha dejado en la conciencia de quienes han conocido muy de cerca la desesperación y el dolor que han sembrado los crímenes de ETA, es para toda persona de bien un rasgo de humanidad y dignidad que se debe agradecer como conciudadanos deseosos de que nuestros políticos también nos representen en esos gestos. Aparte de la solidaridad que tal manifestación espontánea implica con la pesadumbre y el recuerdo de las víctimas, denota una sensibilidad no apagada por el tiempo, algo que como Herrera debe saber es fundamental al hacer balance de ese historial de sangre.

Si al machote de don Carlos le parecen una cursilada las lágrimas de López y algunos de sus compañeros, cuando sobre Euskadi y España se cierne por fin la certidumbre de que ETA ha muerto, después de matar tanto y tan inútilmente, es de lamentar que con ello evidencie su escasa sensibilidad ante la emoción humana que mueve ese sentimiento, teniendo en cuenta el fondo histórico de múltiples dramas personales y familares sobre el que se sostiene.

Carlos Herrera ha parafraseado la frase de Pérez Reverte para recriminar esas lágrimas: Se viene llorado de casa, dijo Herrera, según pude escuchar en el programa El Intermedio de La Sexta, que suele glosar con meritorio humor el airado ideario que se da en la órbita mediática más montaraz. Yo le diría al aludido que tenga en cuenta esa admonición para aplicársela cada vez que vaya a la radio y se ponga en onda, sólo que en este caso el verbo más idóneo sería cagar, en evitación de cagadas tan nauseabundas como la que nos ocupa.

+@El periodismo del colmillo.

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