lunes, 24 de octubre de 2011

CAYÓ LA DICTADURA LIBIA Y LA SAUDÍ PERDIÓ A SU HEREDERO


Lazarillo

Ha querido la casualidad que dos dictadores murieran estos días de forma muy distinta. Al primero, que nunca se le llamó dictador mientras apareció en las fotos regalando briosos corceles a jefes de gobierno occidentales como Aznar o recibiendo llaves de la ciudad como la de Madrid, lo asesinaron los rebeldes de Libia apoyados por la OTAN, sin que los medios de información de nuestra órbita tuvieran la decencia de calificar como lo que es, un crimen de guerra y por lo tanto un asesinato, la ejecución de un enemigo capturado en acción de guerra. De nada servirá que la ONU o Amnistía Internacional hayan solicitado la investigación del hecho, pues muy probablemente quede impune.

"Reducido a un despojo humano, sin lavar –contraviniendo los preceptos islámicos-, cubierto de sangre y dejando ver un tiro de gracia a quemarropa en la sien y otros dos impactos de bala en el pecho, las imágenes [de Gadafi muerto, repetidas hasta la saciedad en los medios] hacen pensar, más que en un ser humano, en un perro masacrado en una cuneta". La corresponsal del diario Público añadía a esta gráfica referencia la del cadáver del hijo del dictador, Mutasim, exhibido casi desnudo junto al de Gadafi, tres días después de su muerte, en contra también de lo estipulado por la ley islámica que obliga al enterramiento antes de las 24 horas siguientes al deceso. El castigo, en palabras de Trinidad Deiros -una excelente periodista- ha ido más allá de la muerte, pues su ensañamiento pisotea incluso el sentimiento religioso de la conservadora sociedad libia.

El mismo día en que el citado periódico publicaba esa crónica, las agencias daban cuenta de la muerte en Estados Unidos, adonde solía acudir a recibir tratamiento médico para su grave enfermedad, del heredero a la dictadura saudí, el príncipe Sultán bin Abdel Aziz, de 87 años. Tal fallecimiento hace que el sucesor ahora del rey Abdalá pueda ser el príncipe Nayif, ministro del Interior desde 1975 y viceprimer ministro desde 2009. Neyef, como Sultán, es uno de los siete hijos de Hassa bint Ahmad al Sudari, la esposa más influyente del fundador del país, la rama más poderosa de la dinastía de los Al Saud.

Esa familia ha estado gobernando la península arábiga como una dictadura medieval durante décadas, pero no conviene que tal calificativo llegue a nuestros medios de información, al menos por ahora. Tampoco fueron muy difundidas las manifestaciones populares que hubo en aquel país durante los meses pasados, ni la represión ejercida contra la primavera árabe en el reino saudí. Leíamos en Prensa Islámica las declaraciones de Aly El-Kabbany, un periodista y comentarista político en una entrevista con Press TV, contando que la violencia estalló después de que cientos de saudíes salieron a las calles en Qatif para protestar contra la detención de dos personas mayores. Fuentes oficiales saudíes afirmaron que 14 personas resultaron heridas en los enfrentamientos, mientras que según informaron los activistas el número de los heridos ascendió a unos 24.

Señalando la “hipocresía” del régimen saudí en el tratamiento de los levantamientos en el Medio Oriente y África del Norte, el-Kabbany agregó: “Ellos están apoyando a algunos jeques del Golfo [Pérsico], el levantamiento en Libia y están utilizando su maquinaria de propaganda para atacar al régimen en Siria. Pero cuando se trata de Bahrein, su puerta de entrada, o Yemen, su patio trasero, están enviando tropas para combatir a los ciudadanos de estos dos países “. ¿Observaron qué fugaz fue en esos países la primavera árabe?

La secretaria de Estado del señor Obama, Hillary Clinton, se apresuró a dar sus condolencias a la monarquía saudita por el fallecimiento de su joven heredero, calificando al octogenario Sultán de gran líder, buen amigo de Estados Unidos y defensor incasable de su país. Si en su condición de mujer las palabras de Hillary no pueden ser más hipócritas, dado el carácter de sierva que tiene la mujer en el reino de Riad, no es menor su cinismo al hablar de la amistad USA con un régimen dictatorial, basada en la riqueza petrolera de Arabia Saudí y en la exportación de armamento estadounidense (miles de millones de dólares) para sofocar todo conato de protesta en aquella nación y en los estados limítrofes, al menos por ahora.

+@Vídeo donde H. Clinton celebra el asesinato de Gadafi.

3 comentarios:

Lazarillo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Folía dijo...

Muy bueno, Lazarillo. También nuestro buen monarca dio el pésame a la monarquía saudí.

Anónimo dijo...

Seamos rigurosos: Gadaffi ha sido ASESINADO después de haber sido capturado y herido tras el bombardeo de un convoy por fuerzas de la OTAN. Este hecho ya retrata la altura moral de quienes lo han hecho. Y llamar "causa justa" a la destrucción de un país por meses de bombardeos, imponiendo un gobierno por la fuerza de las bombas, me parece incalificable. Rechazamos la violencia de ETA en España que afortunadamente ha terminado, pero apoyar en cambio una violencia desmedida contra gobiernos y pueblos de otros países (con la participación directa del Gobierno de España) me parece, de nuevo, incalificable.

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