En este el siguiente artículo, mi estimado Santiago Macías, autor de un documentadísimo libro sobre la guerrilla antifranquista que operaba en el noroeste de España y cuya edición de hace tres lustros amplió posteriormente con nuevos documentos inéditos (El monte o la muerte, Eolas ed.), recuerda el asesinato en un municipio de León de un recaudador de impuestos por parte de algunos de los defraudadores a raíz de la sublevación militar. Ocurrió en octubre de 1936, meses después de la sublevación militar, cuando uno de aquellos defraudadores y jefe de Falange fue nombrado alcalde de la localidad por las nuevas autoridades:
Santiago Macías
En junio de 1936, el Boletín Oficial de la provincia de León hacía público el listado de los vecinos del municipio de Oencia (León) que no estaban al corriente del pago de sus impuestos. El informe lo firmaba Avelino López Castro, recaudador de contribuciones y depositario del citado ayuntamiento berciano.
La mañana del 7 de octubre del mismo año, Paciano Sánchez -jefe de Falange y nuevo alcalde impuesto por las autoridades militares- requirió la presencia del recaudador en el ayuntamiento. Alguien había decidido que el hombre cuyo trabajo consistía en garantizar el pago de impuestos de todos los vecinos era un estorbo.
Avelino López Castro fue detenido y el propio regidor lo condujo a punta de pistola a la prisión de partido de Villafranca del Bierzo, de donde sería sacado aquella misma noche para ser asesinado en las cercanías de La Portela de Valcarce.
En su asesinato participaron -además del alcalde falangista- otros vecinos cuyos nombres aparecían en el listado de defraudadores y morosos, que encabezaba el propio regidor: Francisco Morán, Manuel González, Domingo Iglesias y Clemente Sánchez, hermano del alcalde.
Esta semana hemos conocido la sentencia del juicio expréss al Fiscal General del Estado, en un episodio que comenzó con un fraude de miles de euros a la Hacienda Pública del novio de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, que no tardó en volver a calificar de "dictadura" todo aquello que ponga en riesgo sus privilegios y sus fechorías.
La historia de España está repleta de atropellos contra quienes denunciaron a defraudadores y corruptos; hace 90 años, la justicia de la dictadura llevaba uniforme militar y toga. Hoy, algunos siguen haciendo alarde de ello.
PD- En la fotografía, Avelino López Castro junto a su familia, solo unos meses antes de su asesinato.
DdA, XXI/6176

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