jueves, 31 de julio de 2025

XUAN BELLO: PARA QUE EL ASTURIANO NO MUERA

Sólo en una ocasión tuvo este Lazarillo la oportunidad de hablar con el escritor y poeta fallecido. El motivo fue otro poeta, Ángel González, y quien fuera su esposa Susana Rivera, a propósito del fracaso de la fundación que iba a llevar el nombre del magnífico poeta ovetense. No coincidimos en nuestros puntos de vista. El entorno -por bullicioso- no era el más favorable para un debate en profundidad y creo que los dos quedamos con las ganas sinceras de volvernos a ver. Lamento que no haya sido así y no vaya a poder ser. También lamento que su repentina muerte haya puesto punto final a una obra tan estimable como la suya, en pro de la palabra arraigada a su tierra, paisaje y paisanaje. Para que el asturiano no muera, según sus propias palabras, vivió y escribió quien nos ha dejado teniendo aún mucho que decirnos.  

Francisco Alba

Lo primero, la incredulidad. La muerte repentina de una persona, sobre todo si es joven, es algo para lo que nunca estamos preparados; es irreal, es imposible. Ayer tarde mi amigo el poeta Vicente García me lo comunicó por teléfono: "Ha muerto Xuan Bello". Lo que sigue es la busca de explicación, la causa de esa desaparición alucinante. Fue un aneurisma de aorta, la ruptura de la arteria. Un golpe brutal, fulminante. No puedo creer que ya no esté entre nosotros ni vaya a estar nunca más como cuerpo que arroja sombra sobre el suelo. No debería extrañarme tanto de esto, algún día, quizá no lejano, alguien dirá lo mismo de mí. Olvidamos que somos futuros muertos que hablan con futuros muertos. Xuan Bello era una personalidad original, un genio de la amistad y un gran poeta. Primero, su vocación literaria total, después el periodismo como medio de vida. Su enorme actividad de animador cultural. De muy pocas personas puede decirse que dedicaron su vida a la realización de una idea, éste fue el caso de Xuan Bello. Dedicó su vida de sesenta años (ay, qué breve) a una lengua minoritaria, en trance de desaparecer, la lengua de la gente sencilla de su tierra: el asturiano. "Escribo para que el asturiano no muera" dijo en una entrevista inédita. Sabía, sin embargo, que la batalla estaba perdida. Pero siguió peleando hasta el final, fiel a la misión que se había marcado. En su muerte ha quedado claro que Xuan Bello, aunque no hacía falta esta confirmación, tenía un carisma descomunal. Usaba el asturiano para unir, no para dividir; para comunicarse, no para pontificar; para discutir, no para denigrar; para tender puentes, no para levantar muros. El asturiano fue la lengua de sus admirables poemas y narraciones, aquellos textos que desde los precoces 16 años hasta su última madurez fueron conformando una obra indispensable del Surdimientu. Compañero de viaje de Berta Piñan, Antón García, Lourdes Álvarez, Pablo Antón Marín Estrada o Esther Prieto (perdón si me olvido de alguno) que comenzaron su andadura literaria en los ochenta y abrieron el camino a las generaciones más jóvenes de escritores en asturiano. Xuan Bello era político y defendía sus ideas, pero no era agresivo ni sectario, era demasiado inteligente y bondadoso para serlo. Que acabó muy desencantado de la política regional es casi seguro. En estas horas amargas todos los que lo conocimos, gente muy diversa lo que da prueba de su gran humanidad, recordamos su hablar pausado, su mirada directa, su risa franca, sus gestos al expresarse y los relámpagos de su brillante inteligencia. Por las arterias de Xuan Bello corría la literatura, poseía una enorme erudición, era muy amigo de las citas literarias y un formidable fabulador capaz de relacionar las cosas más diversas para hacerlas coincidir en ese ombligo del mundo que fundó, su aldea natal en su Tineo del alma, el mítico Paniceiros. Hace muchos años, en su piso de la calle Carpio de Oviedo, acogiéndonos a unos cuantos amigos con su hospitalidad característica, nos puso una canción en su aparato de música. Reconozco que no recuerdo qué canción era, pero sí me acuerdo de lo que nos dijo: "escucháilo con el corazón".

EL SENTIMIENTU DE LA TIERRA

Ignacio Fernández del Castro

Aún anonadado, tristemente sorprendido, devastado de muchos modos por la noticia de la muerte en un quirófano del HUCA de Xuan Bello, no puedo dejar de intentar dejar aquí (al fin y al cabo también éramos "amigos" en esta red y Meta me cuenta que teníamos en ella 183 "amigos" en común) un balbuceante rastro de esas grises y torpes emociones... Él, aparte de todo, era un amigo de esos que sabemos que lo siguen siendo en la distancia de los viejos tiempos y los encuentos esporádicos "con motivo de"... Nos conocimos en los primeros años ochenta, cuando los dos estudiábamos (de verdad) en la Universidad de Oviedo, formando parte de la plataforma de estudiantes (él en Filología -acudía a las asambleas a título personal pues su facultad había decidido no formar parte del colectivo de representantes-, yo en Filosofía y Psicología) que acabaría pactando con la APU (Asociación para el Progreso de la Universidad) el primer Estatuto democrático de la Universidad de Oviedo (yo tenía seis años más que él, pero el haber hecho antes media carrera de Económicas hacía que apenas nos separase un curso)... Luego ya coincidimos en muchos eventos públicos y reuniones de amigos comunes (como Marta Mori)… Y, como para todo el mundo, la inesperada noticia de su muerte fue una sorpresa que desencadenó un hondo sentimiento de pérdida en lo personal y en lo literario... Su "Hestoria universal de Paniceiros" (2002) es, acaso, la gran cumbre narrativa en asturiano (y la primera que desborda totalmente los límites regionales para instalarse a nivel nacional y europeo, exigiendo una traducción del propio autor al castellano), aparte de ser, ante todo, un gran poeta consciente de la raigambre rural del latido lírico en asturiano, como muestra (y tematiza en el excelente prólogo) su antología de la literatura asturiana contemporánea "El sentimientu de la tierra" (1999)… Lo dicho, tristeza y anonadamiento. Que la tierra (la misma que hacía florecer su sentimiento literario más inspirado y su voluntad de entender la vida y el mundo para disfrutar de ellos) le sea leve... Resulta un homenaje hermoso que sea uno de los autores de las "literaturas periféricas" (el único en asturiano) que menciona Rafael Reig en su arrebatadoramente sugerente "Manual de literatura para caníbales", al final del segundo volumen, "La cadena trófica" (2016).

DdA, XXI/6058

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