miércoles, 30 de julio de 2025

TE QUIERO XUAN BELLO Y TRATARÉ DE NO OLVIDARTE ENXAMÁS DE LOS XAMASES

Creció sentimental, intelectual y literariamente apegado a su tierra y a las palabras de sus mayores, con las que nutrió la mejor prosa en asturiano del último medio siglo. También era una delicia leerlo en castellano y alguna vez este Lazarillo publicó en este DdA alguno de sus textos. Se nos ha ido tan de repente que hacerse a la idea de su ausencia hace aún más dolorosa su partida. Que amigos como Argüelles, escritor asturiano  de los más sobresalientes en el actual panorama literario español, lo despida así es todo un homenaje a Xuan Bello y también a la amistad que ambos se profesaban.



Fulgencio Argüelles

Escribe Séneca que la muerte anda por todas partes, y que Dios así lo dispone de la manera más favorable, y que no puede evitarse que un hombre le robe la vida a otro hombre, pero que ninguno puede arrancarle a otro la muerte, y que son numerosos los caminos que conducen a ella, a la muerte. A nuestro querido Xuan alguien o algo le arrancó la vida. Da igual que fuera algún dios o algún sindios, da igual que fuera una mala combustión de la sangre o un viento de los demonios, da igual que todo haya sido una azarosa combinación de físicas tristes y químicas sin compasión. Lo cierto es que Xuan Bello ya no estará a nuestro lado para enunciar juntos, una y otra vez, las preguntas de siempre jamás, para sentarse juntos a soñar con alguna respuesta inédita, para observar esa pericia sobresaliente con la que atrapaba, casi sin querer, el más ingenioso y hermoso de los versos. Ya no estará para discutir con él de esos grandes asuntos que siempre giraban en torno a la vida y a la muerte. Y escucharemos estos días de duelo que nos quedan sus obras, que nos quedan sus versos, y es verdad, pero en estos momentos de tristeza ciega se me antoja una consolación enclenque. Amaba sus ocurrencias caóticas y geniales, admiraba su desprendimiento, su informalidad. Nos conocimos en un congreso (o reunión o lo que fuera) de escritores en Colunga, hace ya varias décadas, y desde entonces hemos estado cerca, en contacto unas veces presencial y otras veces astral. No hace mucho atendí una llamada suya y se lo confesé. Le dije, Xuan, creo que nos vemos muy poco para lo mucho que nos queremos. Él dijo, tienes razón, tenemos que quedar. Pero no lo hicimos y ahora se me parte el corazón. Siempre nos quedan más provisiones que camino y, cuando ocurren estas cosas, cuando el camino se rompe para alguno de los nuestros en un abismo sin nombre, uno tiende a pensar que somos marionetas de madera conducidas por hilos ajenos. Pero no debe de ocurrir de esa manera. O tal vez sí. En todo caso, a Xuan le gustaba más pensar que todo era cosa de los dioses del azar, o del azar sin dioses, o de la madre que lo parió. Qué tristeza más grande tendrán esas personas que vivían a su lado cada día, qué pena más espantosa, qué vacío más desolador nos queda a quienes fuimos sus amigos, y qué remordimiento terrible por no haber disfrutado de más tiempo junto a él. Xuan Bello era uno de los últimos sabios de la tribu y por eso su desaparición supone para Asturias una pérdida irreparable. Y no es una frase hecha, es una verdad incuestionable. Te quiero Xuan y haré lo posible por no olvidarte enxamás de los xamases, para sentirte cerca hasta que también a mí, cualquier día de los demonios, también se me rompa el camino. No sé dónde estarás a partir de ahora, tal vez en ninguna parte, tal vez en nuestros corazones. Pero si estás en alguna parte de la que ni tú ni yo sabíamos nada, seguro que descansarás en paz y que seguirás escribiendo los increíbles versos de siempre jamás.


EL COMERCIO DdA, XXI/6057

1 comentario:

JOSÉ IGNACIO dijo...

Aún anonadado, tristemente sorprendido, devastado de muchos modos por la noticia de la muerte en un quirófano del HUCA de Xuan Bello, no puedo dejar de intentar dejar aquí (al fin y al cabo también éramos "amigos" en esta red y Meta me cuenta que teníamos en ella 183 "amigos" en común) un balbuceante rastro de esas grises y torpes emociones... Él, aparte de todo, era un amigo de esos que sabemos que lo siguen siendo en la distancia de los viejos tiempos y los encuentos esporádicos "con motivo de"... Nos conocimos en los primeros años ochenta, cuando los dos estudiábamos (de verdad) en la Universidad de Oviedo, formando parte de la plataforma de estudiantes (él en Filología -acudía a las asambleas a título personal pues su facultad había decidido no formar parte del colectivo de representantes-, yo en Filosofía y Psicología) que acabaría pactando con la APU (Asociación para el Progreso de la Universidad) el primer Estatuto democrático de la Universidad de Oviedo (yo tenía seis años más que él, pero el haber hecho antes media carrera de Económicas hacía que apenas nos separase un curso)... Luego ya coincidimos en muchos eventos públicos y reuniones de amigos comunes (como Marta Mori)… Y, como para todo el mundo, la inesperada noticia de su muerte fue una sorpresa que desencadenó un hondo sentimiento de pérdida en lo personal y en lo literario... Su "Hestoria universal de Paniceiros" (2002) es, acaso, la gran cumbre narrativa en asturiano (y la primera que desborda totalmente los límites regionales para instalarse a nivel nacional y europeo, exigiendo una traducción del propio autor al castellano), aparte de ser, ante todo, un gran poeta consciente de la raigambre rural del latido lírico en asturiano, como muestra (y tematiza en el excelente prólogo) su antología de la literatura asturiana contemporánea "El sentimientu de la tierra" (1999)… Lo dicho, tristeza y anonadamiento. Que la tierra (la misma que hacía florecer su sentimiento literario más inspirado y su voluntad de entender la vida y el mundo para disfrutar de ellos) le sea leve... Resulta un homenaje hermoso que sea uno de los autores de las "literaturas periféricas" (el único en asturiano) que menciona Rafael Reig en su arrebatadoramente sugerente "Manual de literatura para caníbales", al final del segundo volumen, "La cadena trófica" (2016).

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