miércoles, 23 de julio de 2025

JOURNALISTS UNDER FIRE: FUERON ASESINATOS SELECTIVOS LOS DE LOS PERIODISTAS PALESTINOS

Después de que más de 200 periodistas fueran asesinados por el gobierno de Netanyahu en la Franja de Gaza, llegamos a pensar que sobre su trabajo contando lo que les costó la muerte iba a pesar una losa de silencio. No ha sido así y es de celebrar que el director estadounidense Robert Greenwald ha dado luz en las pantallas a la mayor masacre de informadores llevada a cabo en un conflicto armado en la historia. No sólo los periodistas palestinos sino también los menores han centrado el objetivo de sus cámaras  para darnos Journalists Under Fire (‘Gaza: periodistas bajo fuego’), una crónica desgarradora de poco más de cuarenta minutos que esperamos tenga la difusión que merece. Es de significar que Greenwald es un judío de Nueva York y que en Estados Unidos, según consigna el propio director, los medios de comunicación no cubrieron la información que documenta este director y productor. Se trató de asesinatos selectivos acordados previamente por sus ejecutores. Netanyahu está comprometido con la eliminación del Estado palestino, según Greewald. El silencio es complicidad, dice el director al término de la entrevista, así que conviene dar voz a sus Periodistas bajo el fuego. Desde octubre de 2023 fueron asesinados 232 periodistas


Ed Rampell/ Jacobin

El productor y director Robert Greenwald tiene una visión movilizadora del cine como medio para motivar a los espectadores para la acción. Sus documentales de actualidad abordaron temas tan controvertidos como Enron, el embrollo electoral entre Bush y Gore, la guerra de Irak, los hermanos Koch, la guerra con drones y muchos más. Ahora, con su descarnada Gaza: Journalists Under Fire (‘Gaza: periodistas bajo fuego’), uno de los principales documentalistas estadounidenses enfocados en la justicia social apunta su cámara hacia Palestina, destacando en particular la difícil situación de los periodistas y los niños en el enclave asediado. Esta desgarradora crónica de 41 minutos elude la censura israelí y se centra en tres trabajadores palestinos de los medios de comunicación que fueron asesinados, mostrando el rostro humano de la apocalíptica ofensiva que se está viviendo en Gaza.

Entrevistamos a Robert Greenwald a través de videollamada en su oficina de Venice, California.  

Veintinueve simpatizantes de Palestine Action acaban de ser detenidos en el Reino Unido. ¿Usted recibió algún tipo de amenaza o represalia por hacer esta película?

No lo seguí de cerca, pero parece que hay un claro ataque, un intento de silenciar y acabar con cualquier desacuerdo en torno a la horrible política en Gaza. A mí no me silenciaron. Y espero que nunca lo hagan. Pero sí nos afectó, hasta el punto de que perdimos la financiación. Tuvimos muchas dificultades para recaudar fondos para esta película, para este tema. Por eso quiero que la película se proyecte de forma gratuita. Es alentador que hoy hayamos superado las quinientas inscripciones para proyecciones en todo el país y en todo el mundo, todas ellas gratuitas.

¿De qué trata Gaza: Journalists Under Fire?

El documental trata sobre los periodistas palestinos. Más de doscientos de ellos han sido asesinados por Israel desde octubre de 2023. La razón por la que decidí hacer la película tiene varios motivos. En primer lugar, como judío de Nueva York y como alguien que hizo muchas películas y trabajos sobre la guerra, sentí que era una necesidad moral hacer algo. Esto iba en contra del consejo de muchas personas que pensaban que todo lo que hace Israel es correcto y defendible, una reacción al hecho de estar siendo atacado. Yo no estaba de acuerdo con eso. Y cuanto más investigaba, más vídeos veía, más escuchábamos a la gente de Gaza, Cisjordania e Israel, más fuerte se hacía mi compromiso para hacer algo.

Entonces surge la pregunta: ¿qué podríamos o deberíamos hacer que no se estuviera haciendo ya? Porque algunas cosas se estaban cubriendo, aunque, por desgracia, no lo suficiente. Pero algunas sí. Y decidí contar la historia de los periodistas, partiendo de la premisa de que la muerte de tantos periodistas, un número sin precedentes, obligaría a los medios de comunicación tradicionales a escribir sobre ello. Y me equivoqué. No hemos tenido prácticamente ningún éxito a la hora de conseguir que los medios de comunicación más tradicionales de Estados Unidos cubran la noticia.

Por otro lado, creo que estamos llegando a la gente, no a los que odian, ni a los que piensan que hay que matar a todos los palestinos, sino a los que no les importa el tema, a los que no ven que les afecte y dejaron de prestar atención. Desde ese punto de vista, creo que las quinientas proyecciones son un comienzo significativo y creo que ayudaremos a que la gente se movilice.

Hay un enorme elemento racista en todo esto. Pensé que si podíamos humanizar a unos pocos periodistas, sería algo mucho más fuerte que los números, porque los números son solo números. A menudo, cuando la gente me pregunta qué hace Brave New Films, les digo que le ponemos rostro a las políticas. Este es un caso clásico de lo que hacemos. Así que utilizamos la investigación del Comité para la Protección de los Periodistas, que es muy sólida y respetada. Tenían información detallada sobre unos 170 periodistas que habían sido asesinados.

Revisamos la investigación –un equipo extraordinario de Brave New Films, muy pequeño– y acabamos seleccionando a tres periodistas. La idea era tener cierta variedad de edades, género y antecedentes. Pero lo más importante era si podríamos traerlos de vuelta a través de las redes sociales. Así que nuestro equipo investigó a fondo sus cuentas de las redes sociales. Encontramos unas imágenes que en retrospectiva son extraordinarias, porque los periodistas ya habían sido asesinados.

Un padre y su hija en una fiesta de cumpleaños, cosas sencillas y humanas con las que cualquiera podría identificarse. Fue un proceso que llevó meses de investigación y búsqueda de clips. Luego, cuando había algún familiar o colega, nos poníamos en contacto con ellos para informarles de lo que estábamos haciendo, tanto por respeto como para ver si nos faltaba algo o si tenían alguna grabación. De hecho, algunas personas se grabaron a sí mismas, ¡lo cual es un acto de valentía extraordinario en Gaza!

Sabrine Al-Abadla, hermana de la periodista Heba Al-Abadla, de la que hicimos el perfil, grabó un vídeo en el que hablaba de la pérdida de su hermana. Imagínate: cincuenta y cinco de sus familiares fueron asesinados. El hecho de que esta mujer pudiera caminar y hablar, y quisiera ayudar a dar a conocer la historia, me parece extraordinario.

¿Quiénes eran los tres periodistas que usted destaca y qué les pasó?

Cada periodista es diferente; todos los seres humanos son diferentes. Lo que intentamos hacer fue una combinación. Una parte era contar la historia de su trabajo, por ejemplo, la historia de Bilal Jadallah, que ayudó a fundar la Press House-Palestine, que era un recurso para los periodistas de toda Gaza, un campo de entrenamiento, una forma de ayudar a proporcionar seguridad. Irónicamente, los chalecos de prensa que, según nos habían dicho, ayudarían a protegerlos, se convirtieron, según los informes de las zonas de combate, en una forma de identificación: porque sus coches y chalecos decían “prensa”. Así que lo que se suponía que debía garantizar su seguridad acabó haciendo lo contrario. En la película hay un fragmento en el que se ve a periodistas quitándose los chalecos de prensa y tirándolos al suelo.

La periodista era Heba Al-Abadla, locutora de radio de Al-Azhar y cofundadora del Social Media Club-Palestine. Su hija y su madre murieron en una redada en la casa de un tío donde habían acudido para escapar, porque pensaban que allí estarían protegidas. Es muy difícil hablar de ello, pero fue entonces cuando él, sus primos y sus hijos fueron asesinados. La hermana de Heba, en la película, en un vídeo que grabó para nosotros, habla de cómo los extraña y de lo que significa para ella que su hermana ya no esté. Sabrine habla de cómo los llamó y habló con ellos una o dos semanas antes de que los mataran. Ese fue el último contacto que tuvo.


Semanas después, Sabrine y otros familiares tenían la esperanza de que, si iban al lugar donde habían estado Heba y sus familiares, quizá podrían rescatar algunos cadáveres de bajo los escombros, para sacarlos y darles un funeral acorde con sus creencias religiosas. Por desgracia, nada de eso fue posible. Recientemente vi imágenes de personas excavando con sus manos entre los escombros en un intento por encontrar los cadáveres, sacarlos y darles un entierro digno.

Es fundamental recordar que gran parte de la matanza y la destrucción que se está produciendo ha sido financiada con fondos estadounidenses.

¿Quién era el tercer periodista?

Ismail Al-Ghoul era muy conocido, trabajaba para la cadena de televisión árabe Al-Jazeera, un joven padre. Una de las razones por las que decidí contar su historia es que hay muchas imágenes de él, desde el momento en que se casa, pasando por el embarazo de su mujer, el nacimiento de su hija, los momentos que pasa con ella y una escena que encontramos y que supongo que debió de grabar la madre, en la que se ve a su hija en su tumba besando la lápida. La madre publicó en Facebook que cada vez que sonaba el teléfono, la pequeña decía: “¿Es papá quien llama?”. En otra parte de la película, la niña pregunta: “¿Podemos ir al cielo para que pueda encontrar a papá y pasar tiempo con él?”.

En el momento de escribir este artículo, más de doscientos periodistas perdieron la vida en Gaza. ¿Son todos palestinos? ¿Se trata de muertes aleatorias en una zona de guerra o de asesinatos selectivos?

Los asesinatos selectivos significan que el ejército israelí decidió matar a estas personas. El Comité para la Protección de los Periodistas tiene normas muy estrictas para distinguir entre lo que se considera “asesinato selectivo” y lo que se considera “asesinato”. Según sus investigaciones, hay entre veinte y veinticinco periodistas asesinados selectivamente. Otras organizaciones barajan cifras más elevadas. No me pronuncio al respecto, porque es una forma de desviar la atención de la cuestión más importante, que es: ¿cómo detenemos esto?


Es posible que algunas de las más de doscientas muertes sean accidentes. Es difícil demostrar que todas ellas sean selectivas. Pero incluso en los casos en los que no está claro si son selectivas o no, hay argumentos sólidos para afirmar que, en cierto modo, existe cierta conciencia, conocimiento o información que dejaría claro que se trataba de periodistas.

¿Por qué matar a periodistas? Si no quieres que se publique la noticia, eso es lo que haces. ¿Y por qué matar a personas que trabajan en el sistema sanitario? ¿Por qué matar de hambre a una población?

Su documental utiliza en gran parte imágenes grabadas en Gaza. ¿Cómo y de dónde consiguió ese material? ¿Es esta una forma de eludir el bloqueo impuesto por Israel a los corresponsales extranjeros?

Conseguimos las imágenes de dos maneras. En primer lugar, nos las proporcionaron amigos, familiares y colegas de algunos de los periodistas asesinados. En segundo lugar, y lo más importante, a través de las redes sociales. Fue un proceso extraordinario y doloroso, aunque en ningún caso tan doloroso como perder a amigos y familiares, de búsqueda en Facebook e Instagram, en particular, para encontrar todas las historias de la vida de estas personas. Y luego recrear sus vidas con esas imágenes, contando así la historia de esas personas en su trabajo, de sus familias, de sus vidas y, finalmente, de sus muertes.


Algunas de las imágenes son desgarradoras, sobre todo las que muestran a los periodistas inmediatamente después de las muertes, las reacciones emocionales de los demás. No quería hacer una película que fuera un desfile ininterrumpido de imágenes horribles, porque nadie la vería. Nuestro trabajo, sin transigir en modo alguno, es comunicar la humanidad de estas personas que, en muchos sentidos, con su muerte fueron ignoradas, descartadas y convertidas en meros números. Nuestro trabajo y nuestro objetivo, en lo que podemos ser eficaces, es devolverles la vida a través de sus imágenes, así como de las de sus familiares y amigos. Pasamos horas y horas, semanas y meses revisándolo todo.

Como antiguo neoyorquino, ¿qué opina de la victoria del candidato socialista demócrata y propalestino Zohran Mamdani en las primarias del Partido Demócrata para la alcaldía?

Probablemente sea demasiado pronto para canonizarlo, pero es algo maravilloso. Le da energía a la gente de todo el país. Se mantuvo fiel a una serie de principios y valores morales, y fue una victoria extraordinaria. Ahora van a gastar miles de millones de dólares para intentar derribarlo. Pero tengo esperanzas. Es muy inteligente, muy bueno y lo que construyó –de lo que todo el mundo habla– apunta a ampliar el electorado, no a reducirlo.

¿Qué opina de los recientes rumores sobre un posible alto el fuego en Gaza?

Espero que haya un alto el fuego; un alto el fuego que ponga fin al hambre y a la destrucción física de personas y lugares. No me da esperanzas la alianza de Trump con Bibi Netanyahu. No me anima el hecho de que –por eso ya no hay sátira– Netanyahu haya escrito literalmente una carta nominando a Trump para el Premio Nobel de la Paz. Esto no es ficción. Los términos de ese alto el fuego van a ser difíciles. Porque habrá un bando… Netanyahu está comprometido, incluso lo está diciendo ahora, con la eliminación del Estado palestino. Creo que el alto el fuego es importante y creo que salvará vidas, pero lo que ocurra después del alto el fuego será un reto extraordinario para garantizar que el pueblo palestino no sea completamente aniquilado.

¿Ve alguna salida al conflicto aparentemente interminable entre israelíes y palestinos?

En lo que me centro es en lo siguiente: ¿podemos hacer algo para presionar a nuestro Gobierno, a nuestros representantes electos, para que dejen de financiar los crímenes de guerra y el genocidio de miles de personas?

¿Tiene proyectos para el futuro?

En primer lugar, voy a dedicarle todo el tiempo posible a intentar que la gente vea, observe y utilice esta película como herramienta para cambiar nuestras políticas. Recuerden: es nuestro dinero el que está pagando esto. Si cortamos el grifo financiero, esto se detendría mañana mismo.

En segundo lugar, voy a trabajar para impedir las deportaciones, lo que será una forma de animar y apoyar a quienes están tomando medidas en forma de desobediencia civil no violenta para detener lo que está haciendo el ICE [Servicio de Control de Inmigración y Aduanas].

¿Hay algo más que quiera añadir?

Espero que los lectores se inscriban, obtengan un enlace a la película y la proyecten en casa, en la escuela, en el trabajo, en una mezquita, en una iglesia, en una sinagoga, y marquen la diferencia. El silencio es complicidad. Este es un momento en el que no queremos mirar atrás, como hicieron muchos durante la Segunda Guerra Mundial, y decir: “¿Por qué no hice algo?”. Hay que hacer algo ahora. Espero que la gente utilice la película como herramienta para actuar.

DdA, XXI/6050

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