Félix Población
Con menos alumnos de lo que aparecen en la fotografía, en la que los vemos con el maestro que les prometió ver el mar en el aciago verano de 1936, la película sobre Antonio Benaiges no consiguió a mi juicio toda la relevancia cinematográfica que la historia en principio prometía. Quizá porque se simplificó en exceso el guion y a la puesta en escena le faltó una ambientación más convincente.
No obstante, es de agradecer el gran favor que esta peli hizo a la Memoria Democrática de este país, tan necesitada de que el cine la siga explorando y satisfaga las muchas deudas que tiene con ese periodo de nuestra historia contemporánea. Esta era una y muy importante, dada la personalidad del protagonista
Benaiges fue un educador catalán que ejerció su profesión en un pueblo de Burgos y fue asesinado por las milicias falangistas el 25 de julio de aquel mismo verano en que como proyecto docente había propuesto a sus alumnos ver el mar, que previamente lo habían descrito con la imaginación durante el curso, dejando constancia de ello en los cuadernillos que su maestro editaba en la escuela, siguiendo el método Freinet.
Se creía que los restos mortales de Benaiges estaban entre los de 135 republicanos enterrados en una fosa común en los Montes de Pedraja, pero las exhumaciones correspondientes no permitieron su hallazgo. También él, como García Lorca y tantas otras víctimas, no ha podido disponer hasta la fecha del digno enterramiento que merece su persona y su memoria.
Afiliado a una agrupación socialista mientras daba clases en Madrid en el Grupo Escolar Carmen Rojo, escribió algunos artículos en el semanario La Voz de Bureba, un periódico semanal que se decía apolítico, defensor de la agricultura y de los intereses de La Bureba. También colaboró con la Casa del Pueblo de la localidad burgalesa de Briviesca, donde fue detenido en los primeros día de la guerra. El semanario se publicó entre 1934 y 1936 y gracias a la donación una familia de la localidad, a raíz del film El maestro que prometió el mar, se han podido recuperar los 112 números digitalizados de la publicación.
En en el guion de la película se tuvo el acierto y la sensibilidad de incluir un fragmento en off de uno de los artículos firmados por Benaiges, que lleva por titular Vivir, y cuya voz suena mientras sus alumnos juegan en un bosque. Sería deseable que este texto estuviera alguna vez inscrito en el lugar en donde fueran enterrados con la dignidad y memoria que merecen los huesos hasta ahora perdidos de este maestro republicano, compañero de tantos otros asesinados, por el delito de pensar que vivir debería ser una armonía superior:
"Qué escalofrío que haya millones de humanos sin lo elemental para vivir. Esto sucede porque los que no producen nada y lo disfrutan todo acumulan tanta riqueza como inferioridad moral. Humanamente es incomprensible, socialmente intolerable, económicamente suicida y estúpido. Tanto que saben de números y no supieron vislumbrar el desequilibrio económico de su sistema capitalista. Vivir debería ser una armonía superior: estar en todo momento conformes con nosotros mismos y aspirar a ser mejores. Abrir los ojos no es nada fácil. Ni nada cómodo. Supone un esfuerzo y a veces un dolor. Son pocos los que emprenden ese viaje. Acariciemos una palabra: luz".
Yo también le añadiría a estas líneas el título de la película que rescató en la personalidad de Benaiges el honor y el compromiso por la cultura de todo el magisterio republicano español: El maestro que prometió el mar.
DdA, XXI/6054
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