domingo, 1 de junio de 2025

AL FINAL DE SU CARRERA, LUIS ENRIQUE ENTRENARÁ AL SPORTING


Lo sueña Goti, socio del Sporting desde que lo fue también este Lazarillo, y es lo que piensan quienes conocen a fondo al entrenador gijonés, que al final de su brillante trayectoria como tal, cumplidas con éxito etapas en verdad memorables, la última de su vida deportiva será al frente del equipo en el que empezó a destacar como futbolista, después de iniciarse de guaje en los campos de La Braña. Es de esperar que para entonces el Sporting de Gijón tenga un proyecto y aspiraciones capaces de ser compatibles con este último deseo de Luis Enrique y los afanes que mantenga de situar al equipo de su villa lo más alto posible.


Goti del Sol

Me gusta el fútbol, ha formado parte de mi vida desde que tengo uso de razón cuando, con seis años, iba con mi padre a la Grada Norte de El Molinón. He visto jugar a grandes equipos y jugadores que marcaron una época. Di Stéfano, Kubala, Amancio, Bobby Charlton, Eusebio, Mazzola, George Best. Yasine, Pelé, Cruiff, Van Basten, son algunos de los nombres que tengo grabados en mi retina. Desde hace ya bastante tiempo veo muy pocos partidos, todos los del Sporting, por supuesto, eso forma parte de mi genética, algunos de la Selección Española y alguna que otra final de la Champions. Todo lo que rodea a este extraordinario deporte me ha llevado al cansancio y el asco. Programas televisivos que no veo pero de los que, por esto de las redes sociales, me llegan retazos en los que intervienen personajes deteriorados en un auténtico desfile de monstruos; dirigentes atrabiliarios y futbolistas megalómanos, han conformado un ambiente irrespirable en el que los aficionados se han contagiado de forma muy mayoritaria con esa miasma y reproducen los mismos comportamientos, corregidos y aumentados.
Como decía, mucho fútbol vi a lo largo de mi vida y opino, aunque para algunos pueda sonar a herejía, que el espectáculo que ha proporcionado ayer el equipo de Luís Enrique (por que ese conjunto es una obra personal e intransferible del gijonés), no recuerdo haberlo contemplado nunca, máxime teniendo enfrente a un rival de la talla del Inter milanés. Si acaso, por aquello de buscar comparaciones, el Brasil del 70, en la final, exhibió un juego total y arrollador que, con las diferencias lógicas de la época, tiene una semejanza.
Ahora, como sportinguista, viendo la peculiar y muy gijonesa idiosincrasia del triunfante entrenador, esperar que más pronto que tarde se canse de ganar títulos y retorne a esta villa marinera para relanzar al club de sus amores. Soñar, nada cuesta.

DdA, XXI/6.002

4 comentarios:

Anónimo dijo...

De todos los que menciona, Luis Enrique sólo pudo ver jugar a Van Basten

Anónimo dijo...

Perdón, el autor pudo ver a esos y a otros mucho más antiguos.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con el artículo y ojalá fuese cierto que un día entrene L. Enrique al Sporting.

JOSÉ IGNACIO dijo...

Comparto eso con Goti... Luis Enrique logró hacer la base de Guardiola (primacía de lo colectivo sobre lo individual, defensa desde la posesión, control del juego para habitar el campo contrario,...) radicalmente atractiva (potenciando la activación tras pérdida para facilitar transiciones rápidas, no renuncia a la exhibición del talento buscando el uno contra uno, voluntad depredadora en la búsqueda del área contraria...) y ya es un mito... Y, gijonudo él, ha dicho tantas veces que antes de retirarse quiere entrenar al Sporting, que, aunque ahora tendrá que disfrutar unos años del equipo que ha construido con su talante y su talento colectivo (con gente tan joven como como Kvaratskhelia o Pacho -éste, por cierto formado por Miguel Ángel Ramírez cuando dirigía la base de Independiente del Valle y promocionado por él al primer equipo cuando se hizo cargo y ganó la Copa Sudamericana en la temporada 2018-19- con sus 24 años y una sólida experiencia en la Europa de las ligas fuertes, o la nueva perla francesa, Doué, que cumplirá 20 años mañana y ya tiene una par de años de experiencia en Ligue1 con el Stade Rennes), todavía cabe esperar que cumpla eso que dijo tantas veces... Y, ya subido al Olimpo de los más grandes constructores de equipos de autor con sus dos Champions en equipos distintos, decida, con esa osada chulería gijonuda que le caracteriza, bajar a la arena del equipo de sus orígenes... Ojalá así sea. Por lo menos nos divertiremos.

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