Lo grave es que todas las afirmaciones del cura se hicieran en presencia de todas las autoridades políticas, en un edificio público, retribuidas por el sueldo que recibe de los contribuyentes. Algunas de esas autoridades, como la alcaldesa de la localidad, del Partido Popular, aplaudieron al clérigo al final de su soflama. Con curas así, hablar de papas conservadores y progresistas se me antoja una frivolidad o una estrategia para hacernos creer que en la iglesia de Roma son posibles avances substanciales mientras afloran pastores como el de Alcantarilla. El PSOE del lugar ha pedido explicaciones, pero no a sí mismo.
Desde Europa Laica en la región de Murcia queremos dar nuestra opinión sobre el discurso de más de cinco minutos que el sacerdote Pedro César Carrillo ofreció en el pregón de las fiestas de Alcantarilla en el Centro Cultural Infanta Elena y que además de los asistentes, con la alcaldesa del PP al frente fue retransmitido en directo por TV a través del canal del Ayuntamiento.
Partiendo del máximo respeto a las personas que han decidido profesar la religión católica y que muchas puedan sentir el mismo rechazo que sentimos nosotros, consideramos que declaraciones de éste tipo no pueden tener cabida en una sociedad de 2025 y menos en el marco de unas fiestas de una localidad donde hay personas de diferentes religiones y personas que dentro de su libertad de conciencia han decidido no profesar ninguna, como ocurre en todas las localidades de nuestro país, los cargos públicos elegidos por la totalidad del pueblo, no sólo de los que se declaran católicos, no deben dar cobertura mediática a ningún miembro de ninguna religión.
Desde Europa Laica hemos propuesto siempre la regulación de la participación de los cargos públicos en actos religiosos, consideramos que es necesario que todas las corporaciones tengan un reglamento laico y se establezca que los cargos puedan asistir a título personal si lo desean, pero nunca en representación de todos los ciudadanos y ciudadanas.
Son tantas las aberraciones vertidas en esos cinco minutos por éste cura que voy a destacar sólo algunas, empieza afirmando que “la incorporación de la mujer a la vida laboral y sociopolítica ha hecho que la humanidad esté enferma, arrastrando a la sociedad al desprestigio de la maternidad, el perjuicio de la esponsalidad (promesa de casarse entre las parejas) y el pensamiento de una autosuficiencia y no necesidad del varón y la pérdida de la feminidad”.
Siguió afirmando que “el camino amplio y fácil se abre a la infidelidad conyugal y a la degradación general de la moralidad, la pérdida por parte del hombre del respeto a la mujer y usarla como objeto de placer”. Por lo que son “más frecuentes situaciones de abusos sexuales y la violencia contra la mujer”.
“Todas las revoluciones del último siglo nos han conducido a un mundo líquido, dejándonos a merced de las ideologías que van surgiendo: nacionalismos, feminismo, de género, neoliberales”.
También arremetió contra el aborto, “las madres por estar bien, matan a sus hijos en el vientre y los hijos matan a sus padres cuando ya no pueden aportar nada”. Censuró la “eutanasia y el suicidio”, es decir todo lo que se salga del ideario de la Iglesia católica es perjudicial para la sociedad, hay que vivir y morir como estos hombres entienden la vida y la muerte.
Lo grave es que todas estas afirmaciones se hicieran en presencia de todas las autoridades políticas, en un edificio público y emitidas por un cura que cobra su sueldo con el dinero de todos los contribuyentes, una muestra de un fundamentalismo religioso impropio de un Estado democrático en el siglo XXI.
DdA, XXI/5.982
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