Félix Población
Tanto en los programas de los partidos de izquierda como en las calles, una de las reivindicaciones más sonadas antes de la elecciones del 16 de febrero de 1936 que darían la victoria al Frente Popular fue la liberación de los presos que habían sido encarcelados tras la llamada Revolución de Asturias, que tuvo también repercusiones en Madrid y Cataluña.
Una de las más concurridas manifestaciones se celebró en la plaza de la Puerta del Sol, lugar históricamente marcado por la proclamación de la Segunda República. En lugar de los gritos que celebraron el 14 de abril de 1931 esta efeméride, la palabra amnistía resonó con especial fuerza días antes de que el 21 de febrero de 1936 la Diputación Permanente de las Cortes aprobara la amnistía de cuantos reclusos fueron condenados como consecuencia de aquel brote revolucionario, especialmente trágico en Asturias.
El historiador Hugh Thomas cifró en torno a 2.000 el número de víctimas mortales en esa región, de los que 1.500 fueron revolucionarios fallecidos en los combates contras las fuerzas armadas. En todo el país fueron encarceladas entre 30.000 y 40.000 personas, por lo que la reivindicación de su libertad era algo muy presente en los mítines, la propaganda electoral y la prensa de izquierda.
Por lo tanto fueron miles de presos los que se beneficiaron del decreto-ley, que también incluía los delitos político-sociales posteriores a noviembre de 1933, mes en el que se celebraron los anteriores comicios, primeros en los que votaron las mujeres, y que dieron la victoria por mayoría a los partidos de derecha y extrema derecha.
El decreto-ley fue aprobado por unanimidad y constaba de un sólo artículo. La convocatoria para el debate se planteó el día anterior, por lo que la mayoría de los diputados no pudieron asistir, aunque sí estaba a favor de la normativa. Incluso los de la CEDA, que consideraban prioritario el mantenimiento del orden público y eran conscientes de que aquella era una demanda mayoritaria tal como reflejaron las urnas.
La fotografía corresponde a la liberación de los presos revolucionarios en la cárcel gijonesa de El Coto, que no tiene lugar el año que aparece impreso en la instantánea, sino el día anterior a la publicación del decreto-ley en 1936, igual que ocurrió en la Cárcel Modelo de Oviedo, las dos prisiones con mayor número de reclusos como consecuencia de aquellos hechos. En la de Oviedo se encontraba Javier Bueno Bueno, el periodista madrileño director del diario socialista Avance, fusilado en 1939 por el dictador.
Según recogen los periódicos de la época, una gran concentración de familiares, amigos y camaradas de los presos se agrupó en torno a esta última cárcel, forzando la salida de los amnistiados, en la que intervino la recién elegida diputada por Asturias del Partido Comunista Dolores Ibarruri. El número de reclusos encarcelados en la prisión de El Coto rondaba los 300, muchos de los cuales aparecen en primer plano junto a sus familiares después de salir del penal a partir de las cuatro de la tarde, según el día El Noroeste, entre las aclamaciones y la emoción de quienes los esperaban.
En un desfile improvisado, los reclusos fueron desfilando por las calles de la ciudad hasta las estaciones de Langreo y del Norte, desde donde viajaron en tren a sus domicilios, leemos en el citado diario, que también informa de la libertad recobrada por los presos de las cárceles de Oviedo y Langreo, dando como cifra total la de 900.
DdA, XXI/5.968
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