lunes, 3 de febrero de 2025

UNA MIRADA AL INTERIOR DE LA MEMORIA

Fechada en Villaviciosa de Odón el 2 de febrero de 2025, recibimos esta nota que la firmante dice haber enviado al diario El País, se supone que a la sección Cartas a la directora, con la intención de que sea publicada. Respecto a la novela a la que se refiere la remitente, este Lazarillo anda por la página 300 y comprende y comparte en buena medida el criterio de la historiadora Fernanda Romeu. Tampoco le parece que La península de las casas vacías  merezca literariamente los elogios que se le han prodigado en los medios de comunicación. Es de esperar que la carta de Romeu se publique en El País y que pueda dar origen incluso a un debate entre quienes hayan leído esa novela, que más que recurrir al juego de lo mágico debería haber indagado preferentemente en la necesidad de lo humano para hacer más intenso su contenido y la magnitud trágica de la Guerra de España de 1936.



Fernanda Romeu

La verdad de la Historia es más fuerte que las razones del discurso político y del oportunismo comercial de determinadas editoriales y medios de comunicación. En este punto de reflexión, cae en mis manos el libro “La península de las casas vacías”, donde el autor escribe a medida de la mediocridad mercantil que solo busca un producto comercial.

 Quiero romper el Silencio como historiadora que lleva muchos años rescatando nuestra memoria, al igual que otros muchos historiador@s, conscientes de tener todavía una deuda histórica.

Durante años hemos “pateado” este país, recogiendo testimonios, explorando archivos de todo tipo. Cosiendo y uniendo hilos de la Historia cuya urdimbre se estaba desbaratando con obras publicadas como ésta y otras que proliferan actualmente vaciando su contenido humano. Todavía hoy, podemos escuchar en cualquier rincón los silencios, las voces de hombres y mujeres que fueron torturados y asesinados por la dictadura franquista y que nada tiene que ver con la imagen de esa España mágica vaciada e imaginativa que el autor muestra. No debemos olvidar, para  no cerrar el círculo de la Memoria, la necesidad de  sustituir el tiempo del Silencio por el tiempo de la Palabra.

DdA, XXI/5.898

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