sábado, 1 de febrero de 2025

LA RAMPA DE PAJARES DEBE TENER PORVENIR



Félix Población

Los autores de ‘La conquista del puerto’, Enrique Gómez y David Jiménez, no han querido esperar a que se cumpliera un siglo y medio de la inauguración del ferrocarril de Pajares, conscientes acaso de que dentro de una década serán más los documentales que se estrenen para conmemorar la efeméride. Igual para entonces la Rampa de Pajares es ya sólo historia.

En 2024 se cumplieron 140 años de la apertura de ese puerto, una de las más importantes obras de ingeniería civil del siglo XIX, construida en un tiempo récord y que en la actualidad sigue siendo un referente mundial, en competencia con otras líneas históricas de ferrocarril que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Nada se sabe por ahora del destino que tendrá en el futuro esta línea, una vez en funcionamiento la variante por la que circulan trenes a mayor velocidad, pero sería lamentable que no siguiera en uso para destinos turístico-culturales –tal como sucede en otros países–, como testimonio de una época y homenaje permanente a quienes hicieron posible ese arriscado trayecto ferroviario entre montañas. 

El documental nos ofrece un detallado recorrido, desde la localidad leonesa de La Robla hasta la villa asturiana de Pola de Lena, en el que se nos cuenta la historia de esta monumental obra y su notable relevancia como legado de nuestro patrimonio histórico, industrial y cultural. No debería sucumbir tal patrimonio a la herrumbre, una vez amortizado su uso comercial, víctima del abandono y el olvido. 

La Rampa de Pajares reclama más vida para el porvenir, además de la que dio a una región desde que en 1884 abrió Asturias al horizonte del sur peninsular, que hasta entonces resultaba de muy prolongado, arduo y dilatado tránsito. Como descendiente de quienes colaboraron con su trabajo en la realización de este logro histórico, siempre es de agradecer el trabajo recordatorio de quienes contribuyen a que permanezca vivo en nuestra memoria, haciendo con ello hincapié también en la necesidad de su mantenimiento. 

No puedo concebir otro destino más idóneo para esta impresionante obra de ingeniería, con su no menos espectacular tránsito paisajístico de montaña, que el de permanecer activo y rodante como ilustración histórica ejemplar en la perspectiva y conocimiento de las próximas generaciones. Un patrimonio tal, que podría serlo también de la humanidad, no debería tener por futuro el de acabar sus días siendo pasto del desmantelamiento o el olvido.

La Nueva Crónica

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