TONI ÁLVARO
Mira papá, ¿te acuerdas? Día de Reyes en Aiscondel. Míranos, parecemos extras de Rocco y sus hermanos. Un año de esos me trajeron un triciclo con cintas rojas en los manillares y me harté de meterlo en los charcos de nuestra calle sin asfaltar. Y al cumplir los siete, Marta, un año mayor, me confirmó lo que empezaba a sospechar, que los reyes eran los padres. Y tenía sentido, porque vuestros han sido los mejores regalos: humildad, honestidad, bondad y cierta idea de la justicia que no pasa por los tribunales.
¿Te acuerdas, papá? Tus compañeros te llamaban El campeón. Enlazabas el turno de tarde con el de noche y al salir echabas unas horas repartiendo con la DKW para completar el sueldo. A Aiscondel venían los Reyes, pero allí nadie regalaba nada. Allí te encontraste, apenas entrar, a uno del pueblo que había estado en la cárcel con el abuelo. Allí trabajaste nueve años y te hiciste de las Comisiones Obreras. Saliste con tu carnet y manteniendo el voto a los restos del PSUC, ahí, de derrota en derrota. Aún recuerdo, papá, cómo llorabas mirando tu carnet de CC.OO. firmado por el Guti sin entender nada. Mis manos mi capital. Y tu lumbago y tus rodillas castigadas. Con el tiempo dejaron de repartir juguetes a los hijos de los obreros y empezaron a repartir hostias a los obreros. Te partieron la cara y te quebraron las esperanzas, pero mantuviste intacta la dignidad. Y esos son los mejores regalos que he tenido, porque los Reyes son los padres.
DdA, XXI/5.873
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