ESTO ES UN ENSAYO
Justo Serna
Jordi Gracia ha tenido la deferencia de escribir para Babelia, El País, una reseña de ‘Fernando Savater. La deriva de un intelectual’ (Sílex ediciones, 2024) El crítico y yo hemos tenido un amable cruce de correos, tras la publicación de su escrito, para evaluar no mi libro, sino el tono y la reflexión de la reseña. Como me admite Jordi Gracia, su texto se vuelca casi enteramente sobre el personaje Savater y apenas presta atención al ensayo del que soy autor. De hecho, a quien juzga con interés y dureza es al filósofo donostiarra.
Mi libro sería casi una percha o un motivo circunstancial para valorar lo que fue Savater y para saldar lo que queda de él. Jordi Gracia no acaba de aceptar mi modo de aproximarme al filósofo y publicista, pues el crítico pedía otra cosa. En eso, en el enfoque, discrepamos seriamente. Por lo que yo he leído y por lo que se intuye, Jordi Gracia esperaba, en efecto, otro libro distinto, otra manera de abordar a Savater. Deseaba haber leído la biografía sistemática de un autor que, a su juicio, la merece urgentemente. Pero yo no he escrito tal cosa. ¿Por qué?
Porque lo que he querido escribir es una pieza de otro género bien distinto a la biografía, un género literario al que pertenece explícitamente mi libro. ¿Cuál? El ensayo. Cuando hablo de ensayo me refiero a un discurso analítico en el que el autor, lejos de cancelarse, se implica en la escritura. No es ciencia, no es narración. Es ensayo. En este género, el autor se hace visible en el texto. Y eso es muy obvio en las páginas de mi libro. Hacerse visible aquí significa implicarse en el análisis, mostrar el andamiaje de la construcción y las hechuras del ensayista. Vamos, que quien lea el libro podrá hacerse una idea muy cabal de lo que ha sido mi aprendizaje durante décadas… sin maquillar o retocar lo que dije y lo que ahora digo.
¿Es una autobiografía? Es mi memoria de Savater con los textos datados, precisamente para que el lector vea también cómo percibo yo mismo y en tiempo real esa deriva de quien fuera un gran ensayista. Muestro un aprendizaje que en parte debo a Savater. Y que debo también a una generación, una parte de la cual está en retirada y, en los peores casos, expresándose con toda la incorrección que durante décadas no se han consentido.
Mi intromisión en el texto no sería tolerable en una monografía académica o en una biografía clásica. Sin embargo, en el ensayo es casi un precepto que debe ser acatado. Como sabemos desde Theodor W. Adorno, el ensayista siempre es subjetivo, tentativo y sus logros son provisionales. Pero no por pereza, sino por ser ese el estilo de este género. El autor se interna en un tema o problema, en una vida o en una creación para formular preguntas a la filosofía, a la moral, al arte. A partir de ese acercamiento, las respuestas son modestas y provisorias.
Robert Musil decía que el ensayista aspira a examinar un objeto o sujeto con el mayor rigor posible en un terreno en el que no puede trabajar con precisión. Pues bien, eso es mi libro. Fernando Savater es un fenómeno móvil. No está consumado. Tampoco tiene una coherencia visible que permita liquidar el análisis de su producción. Es más: sus cambios han sido tan bruscos que solo pueden examinarse en progresión y en contexto. Además, su prosa chispeante, que siempre le fue característica, es hoy un lenguaje crecientemente ofensivo, ajeno a toda corrección. Y ello hace del personaje un sujeto imprevisible (aunque no necesariamente mejor).
Por todo lo que arriba enumero es por lo que puedo decirle a Jordi Gracia que se equivoca al pedirme lo que yo no quería hacer. Es más, eso que no quería hacer, ni he hecho, está anunciado desde el principio, exactamente desde las primeras páginas. La dispersión, el zigzagueo y las divagaciones que me atribuye el crítico no son vicio, sino mi estilo constitutivo. Creo, además, que es la mejor forma de examinar las diferentes hijuelas que nacen del tronco de Savater. O, en otros términos, reúno en un mismo volumen aproximaciones de distinto origen, formando el puzle: esto es, armando ese rompecabezas paralelo e incompleto que, según mi perspectiva, es Fernando Savater.
No hay comentarios:
Publicar un comentario