Félix Población
La Casa Real, el rey o quien esté encargado de marcar la agenda del Jefe del Estado, no hiló fino esta vez para que sus majestades se hicieran las fotos o secuencias propia del caso. La España de hoy no es la del viaje a Las Hurdes del rey Alfonso XIII. Decidir y poner en marcha un viaje dominical de los reyes a la provincia de Valencia, cinco días después de la mayor catástrofe natural de su historia y cuando todos los medios de información insistieron hasta la saciedad en la mala gestión que las administraciones estaban llevando a cabo del desastre, no era lo más conveniente. Paiporta, la localidad más castigada por la riada -con un número de fallecidos que al día de hoy todavía se desconoce- recibió a los reyes, al presidente del gobierno central y al presidente de la Generalitat de Valencia con el previsible enojo e indignación de una ciudadanía que se ha sentido abandonada a su suerte, además de falta de la información conveniente -en su tiempo y hora- para protegerse de la catástrofe. Ayer, por primera vez en la historia de la corona restaurada en 1975, el rey fue increpado, se le lanzó barro al rostro, mientras su esposa sufría un intento de manguerazo y al presidente Sánchez se le intentaba agredir por la espalda con un palo, al parecer por elementos de ultraderecha que se sirvieron de la indignación popular. Uno y otro, junto al presidente de la Generalitat, fueron recibidos al grito de "¡asesinos!" por los lugareños más exaltados. La segunda visita que los reyes tenían prevista a otra localidad valenciana fue suspendida y el presidente del gobierno de España hubo de abandonar la provincia. Por si no teníamos episodios nacionales nefastos en la reciente historia de este país, desde el envenenamiento por aceite de colza al11-M y la no menos nefasta versión del gobierno de José María Aznar, pasando por el 23-F, la gestión del accidente del Yak-42, el naufragio del Prestige con sus hilillos de plastilina o la tragedia de las residencias de ancianos durante la pandemia, uno más ha venido a sumarse a los mencionados. Lo peor de todo es que este último episodio de la provincia de Valencia podría repetirse en el Mediterráneo español, favorecido por el cambio climático -que algunos partidos políticos niegan y augura desastres aún mayores-, la construcción de viviendas en zonas inundables y, como acaba de ocurrir, la negligencia e ineficacia inadmisibles de las administraciones en prevenir a la población y auxiliarla con la urgencia y cobertura requeridas. ¿Nadie va a dimitir en el gobierno autonómico por una alarma tardía que en el momento de llegar a los destinatarios encontró a muchos de ellos arrollados por la riada, puede que muchos ya sin vida?
Lleva el 88 tatuado en la cara (la H es la octava letra del abecedario o lo que es lo mismo Heil Hitler), pero igual es un simple vecino muy disgustado que se tatuó la edad de su abuela. NWD. (El diario El País publica esta imagen, pero no la comenta).
Por lo que sea, de entre los cientos de personas que le rodeaban, los que consiguen llegar a hablar con el Borbón para la foto llevan ropa de la División Azul, y pertenecen al grupo neonazi Revuelta. Por lo que sea.
DdA, XX/5.812
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