Félix Población
Ayer, observando el resumen de otra más de las interesantes etapas de La Vuelta que discurren por el norte del país, advertí que se promocionaba la cultura cívica y el respeto al medio ambiente en la línea de salida. Ocurrió en Vitoria, una ciudad de las que con más celo cuida la sostenibilidad y limpieza urbana, hasta el punto de haber recibido por ello diversos reconocimientos internacionales. Lo cierto es que esa constructiva imagen, captada por los medios, contrasta luego con lo que día a día, etapa tras etapa, presenciamos a través de las transmisiones televisivas. Es una característica del pelotón o de los grupos que se forman durante la carrera que cada ciclista -de los 176 inscritos al comienzo*- arroje los bidones de plástico que consume durante la etapa a las cunetas en el momento en que los vacía para sustituirlos por otros. Lo venimos observando en cada una de las grandes competiciones ciclistas internacionales, ya sea en el Tour de Francia, el Giro de Italia a La Vuelta a España, sin que ningún momento lo apalancados y tediosos cronistas que comentan el discurrir de los corredores hagan la más mínima alusión al respecto, asumiendo con ello que arrojar basura de plástico desde las bicicletas a los pies de los aficionados, al paso de los pueblos y ciudades o en el transcurso de los vistosos puertos de montaña -algunos de ellos parques nacionales- formase parte del espectáculo que nos ofrecen estos deportistas. Quienes por entretenimiento, gusto y afición gustamos de la bicicleta, instamos a que se trate de evitar esta y sucia y extendida práctica, tan deplorable para un planeta ya de por sí bastante ensuciado, que tanto afea y desmerece con la belleza y el esfuerzo de este deporte, degradando aún más el medio ambiente, y que también se prodiga tanto en el cicloturismo -a modo mala imitación del ciclismo profesional- como desde los automóviles. Sólo hay que observar, cuando se va en bicicleta, los desechos que se acumulan en las cunetas de las carreteras *.
*Sería fácil calcular, por el número de corredores, la cantidad de bidones que se arrojan durante una atapa y también el balance final al término de cada competición.
DdA, XX/5.761
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