Lazarillo
Para solidarizarse con un compañero de la profesión periodística no hace falta reproducir la sarta de infamias y amenazas brutales de las que ha sido objeto por parte de quienes se nutren de la mierda porque son unos mierdas. Para solidarizarse con un compañero que ejerce el periodismo con dignidad, brillantez y es, a su vez, una persona cabal, sólo se necesita hacerlo a través de las redes sociales, si es que el medio para el que el profesional trabaja o la asociación de la que forma parte, se niega a expresar públicamente esa solidaridad. Han sido muy pocos los periodistas que se han manifestado así después de que Raúl Solís, profesional de Diario Red, haya sido víctima de unos de esos mierdas esparcidores de bulos que, además, cuenta con el aval de las urnas para representar a un sector de esta sociedad como cabecilla de un partido político de extrema derecha extrema. A este Lazarillo le dan mucho asco este individuo y su plumilla colaborador de infamias. Este Lazarillo se siente indignadamente anonadado ante los miles de electores que han hecho posible que ese partido haya logrado tres diputados en las pasadas elecciones europeas. Pero lo que más me duele y asquea es el erial de solidaridad profesional en que se ha convertido una profesión en la que el respaldo al colega era incuestionable siempre que lo necesitara. Ocurría cuando este país reiniciaba el camino de la democracia y cabía esperar que la democracia no marchitara y enlodara ese atributo deontológico hasta el punto al que se ha llegado.
DdA,XX/5.743
No hay comentarios:
Publicar un comentario