lunes, 19 de agosto de 2024

LO QUE ESCRIBIÓ SU PRIMER MAESTRO DEL ASESINATO DE GARCÍA LORCA

 


Félix Población

Bastantes días después del asesinato en Granada de Federico García Lorca el 18 de agosto de 1936, ejecutado por las tropas fascistas que se sublevaron un mes antes, el diario El Liberal de Madrid publicó el 11 de septiembre un obituario en su tercera página, firmado por quien fue maestro del poeta en sus primeros años, Antonio Rodríguez Espinosa, en la escuela de Fuente Vaqueros.

Sólo fue durante tres años, entre 1898 y 1901, pero mantuvo su relación con Federico y su familia hasta el asesinato del primero. Don Antonio pertenecía a una nueva generación de maestros liberales que ensayaban métodos de enseñanza alternativos a los tradicionales y que eran afines a las ideas krausistas y los postulados de la Institución Libre de Enseñanza, en la que también se educó Antonio Machado cuando en compañía de su hermano llegó con su familia a Madrid. 

Como amigo del poeta, don Antonio asistirá en Madrid, una vez trasladado a esta ciudad en 1920, a los exitosos estrenos teatrales de las obra de García Lorca. Antes de que el poeta viajara a Granada en agosto de 1936, según cuenta Marie Laffranque, Federico se despidió de su maestro con estas palabras: "Va a haber tormenta y me voy a casa; allí estaré a cubierto del rayo". 

Don Antonio escribió en El Liberal, una vez perpetrado el asesinato por los militares felones: "Granadinos, granadinas, ¿qué habéis hecho con Federico? Habéis arrojado sobre nuestra bella ciudad la mancha más infamante que registrará la historia del siglo XX. El mundo entero maldecirá vuestro nombre, porque Federico no era sólo el poeta jugoso de Andalucía, ni siquiera de España; estaba ya consagrado como un genio universal". Resulta un tanto extraño que Rodríguez Espinosa se dirija a los los granadinos y granadinas en general, cuando se sabía en qué manos estaba la ciudad y sólo podían ser los asesinos del poeta quienes lo fueron. 

"¿Sabéis lo que habéis hecho, tigres, carniceros, fusilando a Federico? -escribe su maestro líneas antes-; pues habéis perdido moralmente la batalla; la sangre generosa de la víctima os ahogará, porque cien generaciones maldecirán vuestro nombre". 

Tanta muerte de ti no es muerte ahora,
que tu sangre escondida reivindico,
no te has muerto de ti, no, Federico,
pues tu sangre sin ti no decolora.
Aunque la fiera ruin negó tu hora,
frunciendo su cobarde y negro hocico,
esparció tu verdad, fruto el más rico
y tu ausencia es un grito que perfora.
Una nube de voces conmemora,
fiebre de tu universo planetario,
aquella muerte cruel, y tu calvario

canta la libertad, banda sonora.
Aunque vivas en tan ignoto osario
hablan por ti tus versos a diario*.

*Félix Maraña,
de su libro El bosque no es un árbol repetido)

                                 En la primera fila, Federico, con sombrero, en la escuela de don Antonio

DdA, XX/5.742 

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