Por más que insistiera anteayer, en el discurso de chauvinista clausura de los Juegos Olímpicos de París el presidente del Comité Olímpico internacional, en que su celebración inspira la cultura de la paz en el mundo, lo cierto es que en la capital de Francia no estuvo un Estado agresor que invadió a otro país (Rusia) y sí estuvo el Estado de Israel, que invadió territorio palestino. No hubo tregua para la guerra de Ucrania durante los Juegos Olímpicos, siguiendo el espíritu que los inspira en teoría durante su transcurso, y el atroz genocidio del pueblo palestino continúo como si tal cosa, hasta el punto de que coincidiendo con el acto de clausura la aviación israelí bombardeó una escuela, asesinando a más de un centenar de personas. En este artículo se recuerda la convocatoria en Barcelona de la Olimpiada Popular en julio de 1936, suspendida porque casi al tiempo se inició la Guerra Civil. El canto a la fraternidad de la Novena Sinfonía de Beethoven, que se iba a interpretar en un teatro de aquella ciudad bajo la dirección de Pau Casals, no llegó a sonar porque España se convirtió en un campo de batalla sembrado de muerte y destrucción durante tres años, con resultado final y fatal de una dictadura afín a las de Hitler y Mussolini, colaboradoras del bando vencedor.
EL CANTO DEL MIRLO
Hace muchos años en mi casa oí una historia que me contaron mis padres que me cautivó y nunca la olvidó mi subconsciente. Esta historia la recuerdo más o menos así en que, cuando la Guerra Civil Española comenzaba en julio de 1936, con bombas y disparos, mientras tanto se escuchaba la Novena Sinfonía de Beethoven tocada por el gran músico Pablo Casals por última vez. Que ironías de la vida, mientras comenzaba una época oscura, de guerra, de tristeza y desolación, se dejaba atrás la alegría, la esperanza, las ilusiones de todo un pueblo.
En estos días que vivimos y que estamos presenciando las Olimpiadas de París, en la televisión emiten programas y películas concernientes a la historia de las olimpiadas. En uno de esos documentales que pude ver se hablaba de las Olimpiadas de Berlín que organizó Hitler en el verano de 1936, un documental con imágenes muy esclarecedoras de lo que representaron estas olimpiadas para el mundo. Me llamó la atención que se mencionaba la no participación de España en las Olimpiadas de Berlín ya que estaba organizando para ese verano las Contra Olimpiadas. Solamente se dijo esto y no se dieron explicaciones de lo que habían sido estas olimpiadas paralelas. Me pregunté ¿Por qué España estaba organizando una Contra Olimpiada?. Me puse a indagar para responder a mi pregunta y descubrí algo inesperado.
En 1931 Barcelona se postula para albergar los próximos Juegos Olímpicos, pero Berlín es seleccionado como sede de los juegos, fecha en la que aún no estaba Hitler en el poder. Las Olimpiadas se celebraron en Berlín en 1936 año en que Hitler ya en el poder organizó los Juegos Olímpicos con un gran despliegue de medios además de organizar una gran propaganda nazi y del antisemitismo, siendo unos juegos en que participó gran parte de los países del mundo, pero se vio que eran excluyentes y racistas. Una buena parte del mundo protestó ante el cariz que tomaron estos juegos, entre los que se encontraba España, que decidió a manera de protesta ante los juegos de Berlín, organizar en Barcelona, la Olimpiada Popular en julio de 1936. Se inscribieron 6000 atletas de todo el mundo, con la participación de estados no reconocidos como Palestina o Argelia, entre otros, y la participación de judíos emigrados. Lo más importante y pionero en su época fue que se permitió la participación femenina, a diferencia de olimpiadas anteriores donde su participación fue nula o casi nula. Por ejemplo, los atletas de Canadá eran en su gran mayoría mujeres.
En esta olimpiada se buscaba el espíritu de superación más que una gran competencia, también la nula comercialización de la competición siendo totalmente amateur. Tampoco se permitía hacer un culto especial a los deportistas, todos eran iguales y de distintos países y nacionalidades, en la que todos podían participar para fomentar la paz a través del deporte.
La inauguración de la Olimpiada Popular iba a comenzar en un teatro de Barcelona con un concierto dirigido por el gran músico, violonchelista director y compositor Pablo Casals. Un día antes que comenzara el evento empezaba la Guerra Civil Española derivada del alzamiento de Francisco Franco en julio de 1936. En el momento en que Pablo Casals tocaba la Novena Sinfonía de Beethoven en sus ensayos, comenzaba la guerra. Entre lágrimas tuvo que tocar por última vez la sinfonía mientras afuera se escuchaban las bombas.
La Olimpiada Popular que iba a celebrarse en Barcelona fue suspendida por culpa del inicio de la guerra. La mayoría de los atletas regresaron a sus respectivos países, pero un grupo importante se quedó para participar en la resistencia. Muchos tomaron las armas, entre ellos muchas mujeres. Tal es el caso de Marina Ginestà, una atleta española, que participaba como corredora y en salto de longitud. Luchó como miliciana, eligió el camino de las armas para oponerse al golpe de estado. Se hizo famosa su foto en la azotea del hotel Colón en la Plaza Cataluña de Barcelona, portando un fusil y con el cabello despeinado por el aire. Esta fotografía, tomada por un fotógrafo alemán que iba a tomar fotos del evento deportivo y decidió quedarse para fotografiar la guerra, recorrió el mundo entero como símbolo de resistencia.
La historia que me contaron mis padres tenía relación con una olimpiada que tenía una visión de fraternidad, igualdad y feminismo, adelantada a su tiempo porque se vislumbraban valores democráticos y que lamentablemente se vio truncada por la guerra.
La Novena Sinfonía de Beethoven que se tocó por última vez en Barcelona antes de la Guerra Civil Española fue utilizada para crear el llamado Himno a la Alegría con letra compuesta por el cantautor español Miguel Ríos. También el Himno a la Alegría pasa a formar parte del Himno de la Unión Europea. La Novena Sinfonía que se iba a tocar como parte inaugural de las Olimpiada de Barcelona de 1936 inspiró al músico español y a los miembros de la Unión Europea para fomentar el espíritu de paz, fraternidad y alegría que aquellos Juegos Olímpicos del año 36 quisieron transmitir al mundo.
EL CANTO DEL MIRLO
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