martes, 30 de julio de 2024

DEL PATIO DEL CONGRESO COMO LUGAR DE MAMONEO Y OTRAS CUITAS

 Aunque seguiré diciendo que, con toda la gracia que le es propia a su estilo, Willy debería ser más breve en sus crónicas, porque los tiempos digitales no son los mismos que los de papel -donde tampoco es recomendable la extensión sino la concisión-, siempre celebraré que además de con la cámara Veleta sepa contar las interioridades del Congreso en Diario Red tal como lo hace. Ese escenario siempre ha sido muy dado a las crónicas oficiales y acartonadas, salvo en contadas excepciones, por lo que la frescura que le otorga Veleta va contando cada vez con mayor número de adictos. También espera este Lazarillo que con su micrófono siga Willy poniendo en un brete a aquellas señorías que guardan silencio para esconder mejor sus vergüenzas y se escaquean de responder con educación a quien con educación les pregunta. Eso de ignorar a los profesionales de la información cuando no les ríen las gracias a sus señorías está muy mal, sobre todo porque sin respeto a los medios no hay respeto a la democracia ni a quienes votan a sus señorías para bien vivir y bien servir. Aquí nos cuenta el articulista que el patio del Congreso es el lugar con mayor índice de mamoneo del país (siempre lo fue, de mamoneo y genuflexiones), así como otras cuitas no menos dignas de consignación:



Willy Veleta

Con Biden se vivía mejor, con M punto Rajoy también. Como dice el amigo de un amigo: —Querida abeja Maya, contigo todo era mejor—. Te lo dice Willy. No damos pie con bola últimamente. En general. Parece que estamos en el rodaje de Salvad al soldado Ryan y no aparece Ryan. —De aquí no sale nadie hasta que lo encontremos, ha dicho Spielberg.

Saldremos mejores de esto, decían. ¿De qué? Está todo el mundo muy alterado, con poco margen para la risa y el devaneo. Con la que está cayendo en Gaza (pienso cada día) y todavía hay gente que está con el dedo en el gatillo. A la que salta. No pasan una. El gatillo que está triste y azul. El puerto de Arguineguín como el centro de la Tierra. Y Saramago ya no está para escribir sobre el Sur.

Y además ahora nos van a colar a Kamala (con tilde en la primera A), que es como María Jesús Montero, pero sin un exnovio podemita. Kamala de repente sonríe a todas horas, sonrisa Profidén. Le pasa lo contrario que a Yolanda, que no levanta cabeza (me dicen) en los consejos de ministros y ministras. Por cierto, Pedro ya no viene ni a votar. —Está con los olímpicos, nos dijeron el día de autos. Le agota el Congreso, le pone de mala leche. O se va con ZP a Lanzarote de por vida o cualquier día coge el Peugeot 407 de Ábalos y se planta en una playa de Hamburgo, para no volver.

Pero no os preocupéis porque Bolaños hace de Peter. Bolaños podría hacer de tanta gente… De Arturo Fernández en la “Casa de los líos”, por ejemplo. De Jack Lemmon en “El Apartamento” o de Alfredo Landa en “Las verdes praderas”. Bolaños aburre a un muerto. No es un Marlaska, ni un John Wayne. Ni siquiera un John Turturro en la bolera.

Llegan las vacaciones y se va todo el mundo de la Carrera de San Jerónimo (QEPD) a toda prisa, y tenemos esa sensación de que les queda todo para septiembre. A Junts primero de racismo. Y al resto primero y segundo de nevera llena de sus paisanos. Seguimos dolientes sin tener dónde caernos muertos en estas vacaciones y esta gente sigue con sus corrillos de periodistas afines, comiéndose la boca y vomitando artículos que ya fueron escritos miles de veces. Ya ni siquiera viene Vallín por el Congreso. Mierda de ciudad.

¿A cuánto está el trozo de sofá de amigo/amiga en Castro Urdiales o Cudillero? Hay que tirar de amigos para poder salir del infierno madrileño. Que vuelva el 600 con la baca (nunca había escrito esta palabra antes) y sobre todo que vuelvan nuestros abuelos y nos pongan de patitas en la playa de Santa Pola o en Prellezu. Pala de plástico, rastrillo de plástico, castillo de arena, pulpo a la vista y tortilla en un bar con un suelo lleno de cabezas de gambas. Adiós a esos veranos donde no te tenías que preocupar por la pasta. Ahora es todo San Fondo Buitre, Santo Quirón y toda esa morralla. A 80 euros la noche si pillas un chollo.

Porque mucha gente ni siquiera las tiene. Recuerdo hace dos años cuando mi jefe de entonces me dijo —en agosto cero euros— (era autónomo para lo que quería él). No le hice ni puto caso y seguí currando. No me echó porque me necesitaba, pero ganas no le faltaron. Pues eso ¿a dónde narices te vas a ir de vacaciones si tu abuelo no confiscaba pazos como hacía el del culo blanco que su mujer lo lavaba con Ariel? Hay que hacerse fuerte en el sofá de alguna amiga (o amigo) en alguna zona fresca del país, que cada vez son menos (las zonas, no los amigos). A este paso vamos a lamentar haber regalado Alaska en su día.

El martes en el patio del Congreso me di cuenta de muchas cosas. Además del calor insoportable y la sensación de estar a punto de desmayarme en el regazo de Patxi López según me decía: — ¿Y a ti cómo te dejan entrar aquí? — Fue un día para borrar del calendario del móvil. CGPJ en vena, menores migrantes go home. Siempre nos quedarán los bomberos forestales y su sonrisa volviendo a casa, al tajo.

Según un camarógrafo de una TV ese patio de la calle Floridablanca es el lugar con más índice de mamoneo por metro cuadrado de este país. Doy fe porque pude disfrutar de primera mano cómo una periodista cuqui del programa de Fortes le hacía genuflexiones (como Quintanilla en “Atraco a las 3”) durante una hora a Santiago Abascal como si este hombre fuera Olof Palme. Con razón luego escuchamos las chorradas que escuchamos en la Noche en 24 horas. A ver si mi jefe saca ya la radio. Radio Red (RR).

Off the record, no publicable. Mamoneo en vena. Es como si hubiera un corrillo de charleta entre jabalíes y cazadores. Ola ke ase. Se parten la caja. Rodea el Congreso, métete en el Congreso, pide cuentas en el Congreso, sácalos del Congreso. En ese patio hay fumadores y fumadoras compulsivas que tiran la ceniza por una especie de alcantarilla que seguro que da a la momia de Tejero o Pavía. Y se confirma… los únicos que no me saludan son los de Sumar. Algo habré hecho bien. Esta gente lee Diario Red.

Lo mejor del Congreso, aparte del fantasma de Labordeta, es la cafetería, planta tercera. Me ha costado un año darme cuenta de que puedes pedir tu refresco de cola en lata y no en esa cosa diminuta de cristal de 20cl. Algo es algo. La tortilla no es un ladrillo de patata con huevina y el jamón ibérico puede que no sea ibérico, pero da el pego. El servicio es atento y te puedes encontrar a Óscar Puente bajándose un montado de lomo. Y no, no le puedes preguntar por la venta de armas a Israel porque te pega con la botella de Fanta naranja en todo el occipital.

Mientras esperaba sentado en el granito recalentado del patio del Congreso me dio por pensar en la gente sensible. —La mejor manera de localizar a un idiota es buscar a la persona que es más cruel, dijo el otro día un señor en el discurso de graduación de una universidad estadounidense. Me parece brillante, aunque me tildéis de sensible. También apuntaló su teoría afirmando que las personas más amables son las más inteligentes. Esto me lleva a las PAS (personas con alta sensibilidad). Son los nuevos fusilables por el sistema, al paso que vamos.

No se puede estar pendiente de tanta gente con necesidades especiales por metro cuadrado. Ser sensible es una debilidad, es una especie en peligro de extinción. Nos merecemos volver a Altamira a pintar bisontes, coger truchas con la mano y ser devorados por un oso.

A esta gente sensible resulta (oh sorpresa) que no se le puede gritar, ni zarandear, ni vejar. No solo eso, además si haces todo esto te tienes que disculpar. Se ha perdido la ley de la calle, la colleja, el capón, el putear al prójimo y dejarlo ahí tirado en la lona, en la cuneta. La sensibilidad no vende. Viva la ley del más fuerte, del más gilipollas. Bullying S.L.

Personas PAS. Personas con la dermis y la epidermis fina y el culo apretado. Una lacra más de la sociedad. Gente que habla de valores, de cuidados reales (no de los que se dicen de boquilla), de intentar entender al compañero, gente que aburre a las cabras y duerme a las ovejas, como decía mi abuela. Aunque a mi abuela le hubiera encantado la gente PAS, siempre que tuvieran sentido del humor.

¡Cuánta sensibilidad! En el patio del Congreso te saluda el policía, el jefe de prensa del PP, el ujier de turno, Borja Semper, Esteban González Pons y hasta Herrero de Miñón al óleo, pero quien no me saluda es Tesh Sidi. Y eso que fui el primero que la sacó en los medios. ¡Qué poca memoria! Por encima de los egos, la presión del partido que está partido, está la lucha del pueblo saharaui, amiga. A ver si tengo yo ahora la culpa de que estén en caída libre y a punto de estrellarse contra la momia de Rosa Díez.

Nunca he dejado de entrevistar a Enrique Santiago, aunque le entre una risa nerviosa cuando le acerco el micrófono de Canal Red. Nunca le preguntaría si viaja en business aunque sea del PCE. A ver que yo a Feijoó le pregunto por el pulpo de su pueblo y no le hablo de yates ni del matrimonio homosexual.

Los discípulos de Durruti molestamos a mucha gente que ni siquiera se molesta en conocernos. No nos cogen el hilo. Vivimos en una permanente Ciudad Universitaria donde cada edificio está tomado por un enemigo diferente. Fuego cruzado mágico de Playtex. Me encantan las amigas y amigos que me dicen: —Si te tocan a ti me tocan a mi—. Descolocamos a la gente porque vamos a pecho descubierto y no conocemos los recovecos de la maldad. Disfrutamos colectivizando en Aragón o en Ciudad Real y pensamos siempre en plural. Lo contrario de lo que pasa en el patio del Congreso que es un auténtico cotolengo. Ábalos fumándose diez pitis con una periodista veterana de El País. ¿Qué cosa buena puede salir de ahí?

Ya sé que salto de un tema al otro, pero a esto Echenique lo llama dadaísmo y yo le sigo la corriente que para eso es una mente privilegiada. Resulta que ayer vi Rambo I por primera vez. La de veces que hemos hecho símiles con este tío sin ver la peli. Resulta que el muchacho está a su bola por el estado de Washington y el típico sheriff estadounidense que quiere heredar la empresa y el país le detiene por sus pintas, por su forma de andar, porque no va a ningún lugar en concreto. La que se termina liando es mundialmente conocida. Se carga hasta al apuntador. Nos va a terminar pasando. Que un día a alguien no le va a molar que no tengamos un proyecto de futuro demasiado concreto, que no sepamos hacia dónde vamos con nuestra vida y nos terminen poniendo unas esposas y de cabeza para Lledoners. Y alguien nos tendrá que traer un bocata de lima a la cárcel. Gente no va a faltar. Mi amiga Eva seguro que se apunta.

Estamos en un momento raruno, incluso en las cosas de andar por casa y por el corazón. Si alguien te llama la atención porque encuentras una conexión enriquecedora o te hace tilín (como decía mi abuela) resulta que tienes dos opciones: disimular o cagarla anunciando lo que te ocurre (aunque sea de una manera original). Es una “no win situation”. Empate a cero en la prórroga de tu vida. Va a llegar un punto que no nos va a poder hacer nadie tilín porque no somos carne de Tinder, perdone usté. Las redes sociales han liquidado todo. El amor líquido, la sociedad líquida. Si dices algo seguramente se espanten y si no dices nada tienes la impresión de que te podrías estar perdiendo algo que no es Gaza en pleno bombardeo sionista. El anhelo matando al relato. Al final va a ser mejor quedarse en casa y no salir, no abrir el pico nada más que para hacerse una pizza con harina Caputo. Gracias Fiorilli. Aunque siempre nos quedará el cine, en sala de cine, en Versión Original of course.

El otro día, no el de Rambo, otro… leí en una farola lo siguiente: “Lo mutuo, lo constante, lo exclusivo, lo sincero, lo leal”. Me sobró lo exclusivo, no entiendo lo exclusivo (salvo si se refiere a la lealtad). Exclusivo no gracias, prefiero del montón, me aburre lo premium pero todo lo demás de esa lista me pone. En el fondo y en la superficie lo que mola es tomarse un té, un donut glaseado con zumo de naranja y que luego alguien te enseñe un sótano donde sabes que no te van a descuartizar. Nos conformamos con eso, con que no nos descuarticen. Putos sensibles.

No vamos a pedir que sus señorías piensen en nosotras y no en su trepismo profesional y en sus sillones, que nunca son los tuyos. Es demasiado tarde. Antonio Miguel Carmona S.A. No le vamos a pedir al que grita que te deje de gritar porque tú nunca le gritaste. ¿A quién se le ocurre pedir lo mutuo? Y viva lo constante con tormentas Murakami. —Y una vez que la tormenta termina, no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste. Cuando salgas de esa tormenta no serás la misma persona que entró en ella. De eso se trata esta tormenta—. Eso decía el maestro japonés, que al final de todas las tormentas se sale, con los pies por delante o de pie, pero se sale diferente.

Y no, no todos estamos en el mismo barco. Unas estamos en una chalupa con entrada de agua, otros en un yate con un narco, otras en un trasatlántico a todo tren y otra mucha gente no se han montado todavía ni en las barcas del Retiro porque no tienen plata ni para el boleto. Sin plata la vida nos da boleto. Y del plomo ni hablamos. Que sí, que hay mucho plomo. Mucho pesao.

Tenemos a cientos de personas con la peluca de Carrillo merodeando por nuestras vidas. Pidiéndonos que rebajemos las expectativas, que quememos la bandera tricolor, que renunciemos a la risa porque vienen los tanques y traen a la momia de Blas Piñar atornillada en todo lo alto. Ah, y si bebes no conduzcas y por favor no insultes.

Kamala no es de momento Comala, ni por asomo. Aunque con el tiempo podría dejar este planeta como Comala, ojo al dato. La canción de Ella Baila Sola se debería haber titulado: Amores Belarra. Esta navarra esta semana le cantó las cuarenta al hemiciclo y entre a mucha gente nombró a los más olvidados: Los seis de Zaragoza, las seis de la Suiza, Hasel, Valtònyc… Más gente debería ver cómo se le acercan a Ione la buena gente palestina en las concentraciones y manifestaciones. Con mucho tacto, con mucho amor. Amores Belarra. No sé si terminará algún día de ministra again o se irá a su pueblo a dar clases en una escuela republicana como Don Gregorio en La lengua de las mariposas, o llevará a niñas a ver el mar por primera vez. Ojalá ese mar sea el Mediterráneo y sea en una Gaza liberada con las alamedas completamente abiertas.

Poco más que diseccionar esta semana. Os podría mentir y decir que he visto lo blancucho que está Pablo Iglesias mientras nos bañábamos en su piscina y me preguntaba por Nico Williams. Os podría decir que como Tony Soprano nos quedamos los dos ensimismados viendo como unos vencejos bebían agua de la fuente de su piscina. Os podría decir que le encanta el pan que le llevo de mi pueblo. Y hasta os podría decir que tuvo la desfachatez de no hacerme un panino de pavo y queso para cenar. Pero no, lo único que sé es que sigue con lo de la funeraria en mente, que quiere jugar un partido de pádel con Óscar Puente y que no quiere ver The House of Dragon porque no le cameló el primer episodio de la primera temporada. Si no sale Jon Snow…

Volviendo a Rambo, al final termina detenido, pero va despreocupado al coche patrulla porque sabe como todos que iban a rodar hasta cuatro secuelas. Y la vida es precisamente eso, una secuela de una secuela. Así que si te han pillado con el carrito del helado no te preocupes que alguien te volverá a dar bola. No seré yo, pero alguien caerá en la trampa.

Y si muere Rambo tenemos a Rocky o al cuñado de Rocky. Aunque entre todos yo prefiero a Saul, el abogado de Breaking Bad. Ni un mal gesto, pero sí una buena cara, un caradura, un buscavidas, siempre al límite de la ley o cagándose en ella. Te da vidilla la gente así. Lejos de lo gris, siempre enredando, pero siempre fiel. Vende motos que funcionan. Putea al sistema pero no a su gente cercana.

La vida como la mayonesa se corta. Se puede tirar y hacer otra, o salvarla echando más aceite, pero lo importante no es la pipa, que no es una pipa, tampoco es importante el sombrero, que no es un sombrero, ni siquiera la mayonesa. La clave es con quien te fumas la pipa, con quien te pones el sombrero y con quien disfrutas una mayonesa o un alioli con arroz negro (arros negre).

Me despido hasta nueva orden, aunque creo que en sueños le dije a mi jefe en su piscina que me gustaría escribir una serie de verano. Lo reconozco, estoy enganchado a vosotras, a vuestro café dominical, los churros, el aire de somnolencia, el cariño y seguir metiéndonos con Errejón hasta que al fin fiche y se atornille al PSOE, o al CDS. Y ya lo sabéis, si alguien te mueve el piso (como dicen en Argentina) no cometáis el error de montarte una peli en tu cabeza y confesarlo a las bravas. Tenéis todas las de perder, no he dicho empatar, sino perder. Porque con Biden se vivía mejor.

DIARIO RED  DdA, XX/5.723

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