Lazarillo
Quiere suponer este Lazarillo, que por esos años estudiaba el catecismo de párvulos en el que se nos conminaba a no pecar con la carne -algo que la mayoría interpretábamos como el deseo desordenado de comerla los días de vigilia-, que la fotografía de estas dos afamadas actrices, Sofía Loren y Jayne Mansfield, no debió de circular por nuestros pacatos medios de la época, ante la posibilidad de que fuera motivo de provocación sexual para los menores y no tan menores, habida cuenta el celo represivo de la autoridades civiles y religiosas de aquella España en sombras. La instantánea, desde luego, se hizo internacionalmente popular por razones obvias y bien expuestas, tanto por la dirección de los ojos de la actriz italiana como por el asomo extremo de pechos que ofrece en la flor de su edad la actriz norteamericana, que por desgracia falleció joven (1933-1967), mientras la italiana ahí sigue, haciendo honores a una vejez hermosa. Loren explicó esa mirada en su día. En 1957 Sofía Loren acababa de firmar un acuerdo con Paramount, había llegado a California y la compañía organizó una gran fiesta de bienvenida en Beverly Hills, entre cuyas invitadas estaba Mansfield. Se cuenta que la actriz italiana comentó al respecto de la instantánea: "Mira la imagen. ¿Dónde están mis ojos? Estoy mirando sus pezones porque me temo que están a punto de caer sobre mi plato. En mi cara puedes ver el miedo. Estoy asustada porque todo en su vestido parece que va a explotar -¡BOOM!- y derramarlo por toda la mesa". Hay otras imágenes de aquella noche en las que las dos actrices se saludan con cortesía y sonríen, pero a juicio de Sofía Loren esta es la más auténtica. De todas las miles de instantáneas que la actriz firmó con su autógrafo a petición de sus fans, ésta es una de las más frecuentes entre las que se le ofrecen, si bien asegura que nunca estampó en ella su rúbrica. Lo justifica en que no le agrada la imagen -posiblemente la suya- y el respeto debido a su compañera fallecida.
DdA, XX/5.658
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