Félix Población
Lamento no estar de acuerdo con la introducción del editorial que publicaba ayer Diario Red acerca del genocidio perpetrado en la Franja de Gaza por el estado de Israel, donde cada vez es más multitudinaria la protesta contra el primer ministro Netanyahu. La versión que se dé en los libros de textos del futuro dependerá, en todo caso, de la autoría y lugar donde se escriban esos libros de historia.
Me parece evidente que si se sigue llamando guerra en los medios de comunicación occidentales a lo que ocurre en ese territorio, con un número de víctimas creciente (más de 33.000) que sólo aumenta entre la población palestina, no creo que genocidio sea la expresión que se utilice cuando se escriban esos libros de texto en los países donde se difunden esos medios de información.
El tratamiento será muy distinto al que se dio a los campos de exterminio nazis durante la Segunda Guerra Mundial, aunque el balance final de víctimas alcance ya al 2 por ciento de la población palestina que vivía en la Franja de Gaza hace seis meses. De las más de 33.000 víctimas mortales 13.000 hayan sido menores y aún falta por contabilizar los 8.000 cadáveres que se cree están enterrados bajos los escombros de los edificios destruidos, sin que se pueda olvidar a cuantos menores han resultado heridos o psicológicamente afectados por la brutal invasión.
No, no hay que esperar la objetividad general con que la historia revisó y analizó el llamado Holocausto hace casi ochenta años, ni mucho menos cabe la posibilidad de que los responsables de este nuevo genocidio acaben en los tribunales internacionales. Esa historia, a lo sumo, la contarán quienes la sufrieron y se transmitirá de generación en generación entre un pueblo que contabiliza el mayor número de refugiados en el planeta porque se les viene expulsando de su tierra a sangre y fuego durante decenios, ante la pasividad y también el respaldo de los países que se dicen demócratas y contribuyen con armamento a que las masacres por parte del Estado de Israel prosigan.
Tampoco veremos en las pantallas las mil y una películas a base de costosas superproducciones, generalmente norteamericanas, con las que se trató la barbarie de los campos de exterminio nazis en los que perecieron millones de judíos. El pueblo palestino ni cuenta ni contará en occidente con historiadores ni con cineastas de prestigio para que su Holocausto desde hace 75 años ocupe la atención internacional.
El genocidio que se está perpetrando en la Franja de Gaza también será llamado guerra en los libros de texto europeos que estudien los niños y niñas, ajenos posiblemente a que esa guerra ha deparado hasta ahora el asesinato de 13.000, pertenecientes todos ellos al país invadido por el estado de Israel. Sólo encontraremos en occidente casos excepcionales que denuncien la barbarie como el del escritor portugués José Saramago que concebía la literatura, según escribe Narbona, como un servicio público y un testimonio de fraternidad.
PS. ¿No debería ser mucho más activa la posición de los intelectuales y artistas ante lo que está ocurriendo en Gaza? Seis meses ya y su silencio atruena.
DdA, XX/5609
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