POSESIÓN DIABÓLICA
Paco Faraldo
Subyace en algunos sectores de la población portuguesa una "saudade" monárquica muy presente en su amor por el protocolo y el cultivo de las buenas formas. En privado, los portugueses practican con tanto entusiasmo como los españoles el uso castizo de tacos y blasfemias valiéndose de todo el santoral disponible para sus denuestos , pero en las ceremonias públicas mantienen una mesura ejemplar. Es decir, que como en tantas cosas, siguen las pautas de los ingleses, aunque con menos pelucas y manípulos, pero la procesión va por dentro y siempre hay que leer entre líneas.
Pensaba en ello después de la toma de posesión del nuevo primer ministro Montenegro en presencia de la reina madre lusitana que se hace pasar por presidente de la República. Allí, a pesar de la solemnidad de la ocasión había una tensión que no deja de ser inquietante después de los elogios desmesurados que ha despertado en casi todos los medios la decisión de PS y PSD de turnarse en la presidencia de la Asamblea durante los próximos cuatro años. Soy de los convencidos de que la legislatura será mucho más corta y que el acuerdo alcanzado no llegará a consumarse. Los síntomas que lo anuncian son variados y significativos: Ausencia del secretario general del PS en la ceremonia, la afirmación de Montenegro de que espera la colaboración del partido socialista porque lo contrario significaría que se ha unido “las fuerzas de bloqueo” como él denomina a la oposición, la ausencia total en su discurso de referencias a sus compromisos ante los problemas que en este momento preocupan a los ciudadanos (crisis del sistema público de salud, encarecimiento brutal de la vivienda, malestar de los profesores, rebelión de las fuerzas de seguridad). Y todo esto ante una extrema derecha con el hacha en alto y 50 diputados en pie de guerra y con la izquierda bloquista y comunista pasmada, lamiéndose las heridas e incapaz de encontrar soluciones para su declive.
DdA, XX/5603
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