martes, 16 de abril de 2024

DE LOS ESTERTORES DE AQUELLA MONARQUÍA A LOS DE AQUELLA DICTADURA

 


Lazarillo

El 17 de agosto de 1930 los partidos republicanos firmaron el llamado Pacto de San Sebastián. Se formó a tal efecto el Comité Revolucionario de la República, integrado por Niceto Alcalá-Zamora, Miguel Maura, Alejandro Lerroux, Diego Martínez Barrio, Manuel Azaña, Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz, Santiago Casares Quiroga, Luis Nicolau d'Olwer, Indalecio Prieto, Fernando de los Ríos y Francisco Largo Caballero. Uno de los párrafos del  manifiesto elaborado y firmado por los mencionados decía: 

"Se trata de salvar un régimen que nos ha conducido al deshonor como Estado, a la impotencia como nación y a la anarquía como sociedad. Se trata de salvar una dinastía que parece condenada por el Destino a disolverse en la delincuencia de todas las miserias fisiológicas. Se trata de salvar un Rey que cimenta su trono sobre las catástrofes de Cavite y Santiago de Cuba, sobre las osamentas de Monte Arruit y Annual; que ha convertido su cetro en vara de medir, y que cotiza el prestigio de su majestad en acciones liberadas. Se trata, por los hombres del pasado y del presente, de una cruzada contra los hombres del porvenir, para estorbar la acción de la justicia popular, que reclama enérgicamente las responsabilidades históricas. No hay atentado que no se haya cometido; abuso que no se haya perpetrado; inmoralidad que no haya transcendido a todos los órdenes de la Administración pública, para el provecho ilícito o para el despilfarro escandaloso. La fuerza ha sustituido al derecho; la arbitrariedad, a la ley; la licencia, a la disciplina. La violencia se ha erigido en autoridad, y la obediencia se ha rebajado a sumisión. La incapacidad se pone donde la competencia se inhibe. La jactancia hace veces de valor, y de honor de desvergüenza. Hemos llegado por el despeñadero de esta degradación, al pantano de la ignominia presente". 

Es de recordar, tal como queda ilustrado con la portada de la revista Crónica correspondiente al 15 de abril de 1931, que la monarquía de Alfonso XIII tuvo la ignominia de terminar sus días matando, cuatro meses antes de su final, con la ejecución de los militares Fermín Galán y Ángel García Hernández, algo que se repetiría en septiembre de 1975, en los estertores del régimen dictatorial del general Franco que acabó a sangre y fuego con la Segunda República y que, a su vez, restauraría la monarquía en la persona del nieto de Alfonso XIII.

DdA, XX/5614

No hay comentarios:

Publicar un comentario