jueves, 7 de marzo de 2024

EL 11-M Y LAS OTRAS DOS VECES QUE SE ROMPIÓ LA DEMOCRACIA



Félix Población

En la presentación ayer en el Ateneo de Madrid del recomendable y necesario libro Voces del 11-M. Víctimas de la mentira, del profesor Víctor Sampedro, se citó expresamente el nombre de las personas con responsabilidad profesional que contribuyeron a la divulgación de las mentiras propaladas por el entonces gobierno provisional de Aznar respecto a la autoría de aquella masacre. 

Lo recordó la directora del diario Público, haciendo constar que todos siguen ejerciendo actualmente su profesión desde puestos directivos que reciben financiación pública: Pedro J. Ramírez, director del diario El Español; Casimiro García Abadillo, director de El Independiente, que también recibe dinero público; José Antonio Sánchez, que fue director general de TVE y ahora es director general de Telemadrid, y Jiménez Losantos, que pasó de la COPE de la obispalía a dirigir Libertad Digital, un medio fundado con dinero de la caja B del Partido Popular. 

Entre los presentes en la presentación del citado libro también estaba el periodista Martínez Soler, que fue director de Veinte Minutos, quien afirmó rotundamente que el 11 de marzo de 2004 se rompió la democracia, porque la sociedad española no se ha recuperado desde entonces de aquellas mentiras y sólo sabiendo lo que ocurrió realmente -cuando hay un sector de nuestra sociedad que sigue creyendo aquellas falacias- podremos conseguir recuperarnos. 

Tiene buena parte de razón este apreciado compañero, porque no poca de la polarización política y el periodismo de cloaca proceden de ahí, tal como venimos apreciando desde entonces. Lo peor es que este país también arrastra en su historia reciente dos vergonzosos episodios que tampoco llegaron a aclararse y que también pudieron romper la democracia, ocurridos ambos en 1981.

Me estoy refiriendo al envenenamiento masivo que sufrieron las 5.000 personas fallecidas y las 20.000 afectadas por consumir aceite industrial que se vendió como apto para el consumo humano, cuyo colectivo de pacientes aún sigue haciendo reclamaciones. Me parece normal que para los sobrevivientes la democracia se haya roto desde el momento en que el Estado no les hace caso para que se ocupe de la problemática en la que siguen viviendo cuarenta años después.

En cuanto al intento de golpe de Estados del 23 de febrero, se siguen desconociendo  aún no pocas interioridades, como el papel jugado por el rey, al margen del que se le dio oficialmente. ¿Habría sido otra la evolución de la democracia española sin esa intentona, con un Partido Socialista totalmente amedrentado al iniciar su primer gobierno?

Léase@también: La responsabilidad del gobierno de Aznar en el 11-M todavía no ha sido aclarada, Víctor Sampedro

  DdA, XX/5578  

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