Lazarillo
Quienes conozcan Salamanca, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, quizá tengan conocimiento de una de sus zonas verdes más características, conocida como La Aldehuela, situada a la orilla del Tormes, antes de que este río cruce el Puente Romano por el corazón de la ciudad, a poca distancia de una de las puertas de la muralla por las que se accedía a lo que ahora se llama Barrio Antiguo. Quienes solemos pasear por Salamanca en bicicleta, a pesar de que algunos de los carriles bici no tienen destino porque han sido proyectados con desatino por las autoridades municipales, temíamos que el que discurre por La Aldehuela nos pudiera deparar esta imagen. Ese temor se debe a la desaprensión por ejemplares como el que comento, solitarios y ancianos, en un recinto donde predominan los arbolitos de maceta. Se trataba de un árbol casi centenario, totalmente sano, ubicado en una zona verde, en la que su presencia no estorbaba para nada para ningún tipo de obra proyectada que se pudiera emprender y que, sin embargo, ha sido talado sin ningún reparo a su edad y memoria (los árboles la tienen en las generaciones que los disfrutaron) tal como vemos, dándome por culo ver este nuevo arboricidio tan a pie de carril bici porque me consta que maldeciré a quienes perpetraron esa tropelía cada vez que pase a su lado y observe los anillos de su tronco degollado. Me revienta que se talen árboles viejos vivos que deberían ser respetados por su edad y condición. Hacerlo da una imagen de quienes administran la ciudad muy bochornosa, propia de unos mierdas.
DdA, XIX/5.526
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