jueves, 21 de diciembre de 2023

EL PARTIDO POPULAR Y EL ENGORDE DEL CÓDIGO PENAL

    


Vicente Bernaldo de Quirós

La derecha española tiene una visión inquisitorial de la moral colectiva y aboga siempre por la represión de las conductas que no coinciden con sus intereses ideológicos y sus valores tradicionales. La explicación quizá pueda deberse a su cultura cristiana que lleva implícito el pecado y la culpa así como a la intransigencia que durante siglos ha predominado en su imaginario colectivo.
Por esta razón, el Partido Popular quiere desenterrar el delito de sedición, que la izquierda en el Gobierno derogó para que se aliviaran las posibles consecuencias de una forma de entender la política más proclive a la cuestión negociadora que al palo y tente tieso, que ha sido la norma que ha marcado durante toda su trayectoria el conservadurismo político en España.
Como recordareis el delito de sedición, retorcido convenientemente por los intérpretes de la ley, sirvió para añadir penas de cárcel a los implicados en el procés de Cataluña, aunque si no existen armas ni fuerza, la sedición no parece ser posible, tal y como establecieron en su momento juristas neutrales y de probada honestidad cuando se les requirió para dar su punto de vista. Con ese criterio, es más que probable que la sentencia por colocar urnas en Cataluña en octubre de 2017 sería más benévola con los que infringieron la ley.
Pero no es solo el delito de sedición el que quieren reponer los diputados del Partido Popular con su presidente Alberto Núñez Feijoo. Buscan que sean reprobados judicialmente cuestiones como las injurias a la Corona o el enaltecimiento del terrorismo, que dieron lugar a fallos muy cuestionables, y delitos que han sido eliminados recientemente por el Gobierno progresista de coalición.
No me extrañarías que si el PP volviera a gobernar de nuevo tendríamos como delitos, el desacato, la blasfemia, el ateísmo y otros muy propios de la mentalidad de nuestra derecha más cañí. La ley de vagos y maleantes es más que probable que no vuelva a nuestro Código Penal, a ver si resulta que le afecta a Santiago Abascal que, como todo el mundo sabe, nunca tuvo un trabajo fuera de la política.
Si ese objeto del deseo de la derecha, se cumpliera, se añadirían decenas de páginas al Código Penal que terminaría siendo más voluminoso que el libro gordo de Petete, pero, al contrario que este, ni te enseña ni te entretiene, sino que te hace más zangolotino y pierdes toda la perspectiva sobre lo que debe ser la libertad y la democracia, porque te cercenaría cualquier atisbo de seguridad jurídica.
Dejemos, de todas formas, que nuestras mentes más conservadoras prosigan con sus ensoñaciones punitivas contra los ciudadanos más libres, porque aunque tengan ese deseo subliminal de mandarnos a todos al infierno, posiblemente no lo logren porque es más que probable que cambien un tanto de opinión cuando les toque publicar en el Boletín Oficial del Estado, pero porque, además, es muy difícil que con esa forma de pensar, tengan la confianza de la mayoría de los españoles. Y eso nos salva.

DdA, XIX/5.523

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