Félix Población
Si personalmente nunca llegué a creerme que los servicios de inteligencia más competentes del planeta, como el es caso de los israelíes, pudiesen tener un error de tal magnitud como no prever el brutal ataque armado perpetrado por cientos de milicianos de Hamas con una balance de 1.300 ciudadanos israelíes asesinados y más de 200 secuestrados, ahora me lo creo mucho menos.
La razón está en un documento filtrado del Ministerio de Inteligencia de ese país en el que consta la previsión de deportar a los más de dos millones de palestinos que hasta ahora constituían la población de la Franja de Gaza. El destino de esas personas sería el desierto del Sinaí y la fecha del documento data del 13 de octubre, seis días después del ataque realizado por Hamas y la desproporcionada reacción armada del Estado de Israel bombardeando territorio gazatí.
En las diez páginas del documento se establecen cuatro fases para desocupar el territorio palestino de sus legítimos habitantes. La primera, obligar a la población a abandonar el territorio en su zona norte; la segunda, las operaciones terrestres secuenciales del norte al sur de Gaza por parte de las tropas israelís; la tercera, abrir rutas a través del paso de Rafah que comunica con Egipto, y la cuarta consistiría en ubicar al norte del Sinaí campos de refugiados para dar acogida a ese pueblo errante.
Para que la reacción israelí fuera todo lo devastadora que está siendo y fijar como objetivo el que se documenta por parte del Ministerio de Inteligencia y que ha publicado por portal israelí Mekomit, quizá fuese imprescindible una acción armada tan brutal como la que acometió Hamas y sorprendió -por extraño que resulte- a los servicios de inteligente más competentes del mundo. ¿Sabremos alguna vez qué ocurrió para que se diera esa negligencia o todo se solventará con una crisis de gobierno que acabe con Netanyahu?
Aproximadamente, al día de hoy, una cuarta parte de la población refugiada del mundo es palestina, un pueblo que lleva más de 70 años siendo refugiado y al que no dejan de condenarlo a seguir siendo.
DdA, XIX/5.485
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