jueves, 3 de agosto de 2023

MÁS DE 40 TONELADAS DE CO2 NOS CUESTA UN FESTIVAL AÉREO

Lazarillo

Mientras en un lugar de nuestro propio continente, en el que participa España con su armamento como país miembro de la OTAN, los mismos aviones que hacen juguetonas piruetas en el cielo de la bahía de San Lorenzo de Gijón no dejan de descargar su cargamento mortífero sobre pueblos y ciudades, tanto la villa asturiana como la ciudad de Vigo justifican sus respectivos festivales aéreos en la atracción turística que comportan. Para nada se tiene en cuenta, tampoco, ya que ayer se celebró -es un decir- el llamado Día de la Sobrecapacidad Mundial, conocido también como Día de la Deuda Ecológica, que esta jornada nos debe servir como señal de alerta pues marca la fecha a partir de la cual cada año consumimos antes los recursos que nuestro planeta es capaz de generar en doce meses. Yo no sé si el luminoso alcalde de Vigo o la marcial alcaldesa de Gijón, la de la foto de la Plaza de Colón de Madrid, tienen conocimiento de que nuestro país agotó los recursos naturales que producía el pasado 12 de mayo, algo que en 1971 se cumplía en el mes de diciembre. Viene esto a cuento porque, como indica Antón Lois en un artículo publicado en La Voz de Galicia, el balance de cada uno de esos festivales aéreos horrísonos tiene un coste ambiental que supera las cuarenta toneladas de CO2. "Si no eliminamos el origen de la contaminación -escribe Antón Lois- solo nos queda la alternativa de mitigarla con mecanismos naturales de absorción. Esta definición tan rebuscada se traduce en algo muy sencillo: árboles. Muchos árboles. Pero corren malos tiempos también para nuestros árboles. O lo que es lo mismo, arrojamos gasolina al fuego". La villa de Gijón va a perder la oportunidad de tener ese gran parque en El Solarón, en pleno corazón de la ciudad, al tiempo que acumula cada verano horas y más horas de piruetas ruidosas y contaminantes en su cielo: 40 toneladas más de CO2 cada año.


Recado para la actual alcaldesa y los organizadores del festival aéreo que todos los veranos en el mes de julio se celebra en la villa asturiana. Siguen viviendo en Gijón quienes en su infancia soportaron los bombardeos por mar y aire de las tropas sublevadas en 1936, antes de la ocupación de la ciudad, como este sobre los depósitos de Campsa dos días antes de que esas tropas entraran en Gijón. Seguramente, la memoria de los más ancianos ciudadanos gijoneses no le importa lo más mínimo a la señora Moriyón.

   DdA, XIX/5.410   

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