Gerardo Tecé
Aquel partido que
seis exministros franquistas fundaron en 1977, sobre la base de que los
crímenes del pasado no importan una vez que se entra en el juego democrático,
ha decidido, una vez más, hacer campaña electoral sobre la base de señalar
crímenes del pasado. Los cometidos por otros, claro. Una estrategia construida,
a su vez, sobre la base de que el potencial votante posee una estupidez
infinita, siendo incapaz de establecer analogías entre idénticas situaciones si
le cambian los protagonistas. Eso o una moral a la carta, hipócrita y flexible,
capaz de adaptarse a las necesidades puntuales de cada momento propagandístico.
Cuando, como es mi caso, uno escribe sobre política y utiliza el
humor como herramienta, a veces tiende a exagerar. A dibujar caricaturas que no
dejan de ser un intento de representación de una realidad aumentada para que se
vea mejor. Hace unos días, en mi primer artículo sobre
estas elecciones autonómicas y municipales, señalaba que la derecha española y
sus medios de comunicación empezaban de nuevo a llevarse la mano al bolsillo
para sacar de él a ETA como el que saca un amuleto. En ese primer texto de hace
unos días, podría haber bromeado escribiendo que para estas elecciones Díaz
Ayuso acabaría diciéndoles a los madrileños que el 28M deben decidir entre ella
y ETA. Sucedió anoche. Cuando uno escribe sobre política dibujando alguna que
otra caricatura, es de lo más inquietante ver que esas caricaturas se
convierten en realidad.
No puede tener otro nombre que caricatura viviente que la derecha que nunca pidió perdón por el asesinato de casi 200.000 españoles se indigne ante una izquierda abertzale que sí ha pedido perdón por las 1.000 víctimas de ETA. Es una caricatura que, mientras Bildu aparta como candidatos a quienes ya pagaron ante la justicia un pasado manchado de sangre, la derecha, cuyos candidatos ni pagaron nada ni se echaron a ningún lado, hable de humillación a las víctimas. Es humillante, y no sólo para las víctimas de ETA o las víctimas del franquismo, ver al partido que usó la Fundación Miguel Ángel Blanco para desviar dinero a la trama Gürtel o que mintió el 11M con los cuerpos aún calientes, hacer campaña electoral con el dolor que provocó la desaparecida ETA. O Movimiento Vasco de Liberación, si Aznar nos está leyendo y así lo prefiere.
Apostar por la moral a la carta, la caricatura andante, la indignación impostada y la hipocresía visible a kilómetros, sería un suicidio político en cualquier momento y lugar. En cualquiera excepto en esta España de hoy en la que los grandes medios de comunicación que te cuentan la campaña y la vida están dispuestos a contarte que este bochorno es política. Nunca, nadie, se acuerda de las víctimas que esto genera. Además de acordarnos de las víctimas del terrorismo, estaría bien acordarnos de vez en cuando de las víctimas a las que la mala política y sus malos medios los obligan a vivir con una sensación de asco y bochorno permanente. A tener que votar en las elecciones de su región sin que se hable de sanidad, educación o vivienda, sino de ETA. Todo mi apoyo.
CTXT DdA, XIX/5.352
No hay comentarios:
Publicar un comentario