Félix Población
Lo había leído primero en las redes sociales y después en el diario El Español. Se trata de la denuncia pública hecha por Héctor Gómez Navarro, antiguo alumno del colegio de La Asunción de Gijón, en el que también estudió Claudia, la joven de 20 años que se suicidó en los acantilados del Cerro de Santa Catalina de la ciudad asturiana, víctima del acoso sufrido en ese centro concertado, según la nota que dejó manuscrita. Se trata de un colegio gestionada por Religiosas de la Asunción, con un "profesorado comprometido con la educación integral de sus alumnos y alumnas", según reza su lema publicitario.
Héctor, nacido en Gijón en 1983, es profesor de instituto desde hace un par de años y está preparando un libro sobre el bullying que él mismo sufrió en ese mismo centro, por lo que tendremos pronto información más exhaustiva sobre su amarga experiencia. De hecho, a raíz de lo ocurrido con Claudia, este enseñante de un centro de educación secundaria y bachillerato de Cantabria ha decidido exponer su caso en las redes sociales. En conversación con el citado periódico, manifestó que "el acoso, el abuso y la violencia eran parte de la cultura del centro, que en la mayoría de los casos no hacía nada para impedirlos".
Este exalumno de La Asunción señala que lo que sucede en el mencionado colegio es que las familias que más aportan económicamente "tienen mayor impunidad". En la nota difundida en las redes da los nombres y apellidos de algunos profesores que ridiculizaban públicamente a determinados alumnos. "Si existiera la justicia -afirma Héctor Gómez-, el colegio de La Asunción ardería hasta los cimientos y sobre sus ruinas se levantaría un monumento a los cientos de personas que sufrieron abusos allí. Pero sabemos que eso no ocurrirá. Es más, seguirá recibiendo el dinero público del que vive, y con el que sigue educando psicópatas y encubriendo agresiones”.
Mi estimada Remedios Palomo, razonablemente indignada con lo que ha provocado la fatal decisión de la joven suicida cuyo cuerpo fue rescatado del mar el pasado sábado, ha publicado hoy este comentario que centra su crítica en los colegios concentrados, un proyecto que puso en marcha el PSOE cuando gobernó por vez primera este país. Dice Remedios:
"Claudia tenía sólo 20 años. Se ha suicidado en Gijón como consecuencia del acoso padecido en su colegio concertado por parte de los cachorros de las élites, que componen la mayoría del alumnado de ese colegio. El acoso, muy extendido en los concertados españoles, es una práctica violenta destinada a preservar la exclusividad de las élites desde la base. Los acosadores no son condenados y los colegios lo toleran. Pues bien, los colegios concertados en los que quede probado que se produce acoso deben perder la condición de concertados inmediatamente. No es justo que las élites se reproduzcan con el dinero que las chusmas depositamos en las arcas comunes. Si tanta pasta tienen que se paguen su exclusividad, el dinero de todos debe ser para quienes lo necesitan. En realidad los concertados no deberían existir, pero ya que existen al menos que no maten a sus alumnos con el dinero público".
Todo nuestro afecto y solidaridad con los padres de Claudia y todos aquellos que la quisieron y ahora estarán sintiendo el dolor de su ausencia. Es de esperar que el testimonio de Héctor Gómez Navarro con su próximo libro sea tenido en cuenta para que no se concierten acosos tan crueles y miserables con nuestros impuestos.
Léase@también la emotiva y contudente carta escrita por la madre de la víctima, publicada en la prensa asturiana:
Lástima que en su corta edad, cuando su personalidad se estaba formando, un grupo de gente malintencionada, que por supuesto no se encuentran dentro de todo este maravilloso y cariñoso grupo que estáis aquí acompañándola, le cortara las alas para seguir siendo ella misma, y le anularan por completo su autoestima y su autoconfianza. Y la hicieran sentirse inferior para siempre. Algo que no le dejó disfrutar de lo maravillosa que era, y no le permitió convertirse en la espectacular mujer que podría haber sido, tanto por sus aptitudes como por sus sentimientos.
DdA, XIX/5.341
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