Raúl Solís
Era noviembre de 2021 cuando el equipo de
Mónica Oltra tuvo la idea de organizar en Valencia el acto de ‘Otras
políticas’. El objetivo era juntar a Yolanda Díaz con todas las líderes que no formaban
parte de Unidas Podemos para coser lo que se empezó a romper cuando Manuela
Carmena e Iñigo Errejón decidieron volar en solitario y dividir en dos el
proyecto que más lejos ha llevado al progresismo popular en España. El desborde
del Teatro Olympia de la capital del Turia fue la prueba de que el electorado
ansía un gesto de acercamiento. La idea de la convocatoria de Mónica Oltra fue
buena, esperanzadora y generosa, hasta tal punto que agrietó el statu quo de
todas las formaciones del espacio.
En Más Madrid, Mónica García rompió con Íñigo Errejón, muy reacio a un
acercamiento a Podemos. Mónica Oltra también se atrevió, a pesar de la negativa
del Bloc Nacionalista Valencià, al que pertenece Joan Baldoví. La participación
de Ada Colau se leyó como el hilo que cosía a todas las partes con Unidas
Podemos, dado el papel relevante y bisagra de los Comunes.
En Podemos hubo gente a la que le hubiera gustado que Irene Montero o Ione
Belarra hubiesen estado invitadas, pero se aceptó la idea de que primero había
que coser lo que se había fracturado y luego unirlo con Podemos. Se entendió
hasta el punto de que los máximos dirigentes morados acudieron al evento. Héctor
Illuecas, vicepresidente de la Generalitat y candidato de Podemos a las
elecciones autonómicas, y Pilar Lima, coordinadora de Podemos en la Comunidad
Valenciana y candidata al Ayuntamiento de Valencia, asistieron “encantados” al
acto a “escuchar a las compañeras”.
A Yolanda Díaz lo que le quedaba desde entonces era ejercer de pegamento
para juntar a los hijos cada domingo a comer paella, decirle a cada hijo que
perdonara a su hermano e hicieran borrón y cuenta nueva. Para ello hacían falta
dosis de habilidades sociales y también una estrategia clara de reconciliación
de un espacio político que está obligado a entenderse, si de verdad quieren
evitar que los monstruos accedan al Consejo de Ministros y triunfe el proyecto
descivilizatorio de la ultraderecha.
Lejos de unir, pacificar y destensar el espacio del progresismo popular,
Yolanda Díaz ha conseguido justo lo contrario. Todo empezó con las
negociaciones para imponer a la candidata de IU, Inmaculada Nieto, como cabeza
de cartel de la coalición ‘Por Andalucía’, logrando unos resultados que a punto
estuvieron de dejar sin grupo parlamentario en la Cámara andaluza a un espacio
que pasó de 17 diputados a 7, incluyendo los dos escaños obtenidos por la
escisión de Teresa Rodríguez, y que tuvo como colofón la mayoría absoluta del
PP. Al día siguiente nadie dimitió ni asumió responsabilidades.
A pesar del paseíllo por la Feria de Abril de Yolanda Díaz agarrada del
brazo con la apuesta de IU, la ministra de Trabajo dijo que no tenía nada que
ver con Por Andalucía, en un intento de desdecirse de una operación urdida en
un despacho a puerta cerrada por su jefe de gabinete, Josep Vendrell, un viejo
fontanero de Iniciativa per Catalunya que, como Yolanda Díaz, cuenta su vida
laboral en años en la vida pública y en las mesas camilla de los aparatos de la
vieja izquierda.
Yolanda Díaz fue incapaz de apoyar, ni en público ni en privado, a la mujer
que ideó, convocó y organizó en Valencia el acto de lanzamiento de su
plataforma
El 21 de junio de 2022, seis meses después
del acto de ‘Otras políticas’ en Valencia, tuvo lugar la caída de Mónica Oltra,
que cayó por dos tertulias de Antonio García Ferreras en Al Rojo Vivo que Compromís no supo, no quiso o no
pudo resistir. Sólo hizo falta una amenaza del presidente valenciano, el
socialista Ximo Puig, justo después de que Ferreras descuartizara a Oltra, para
que el Bloc Nacionalista Valencià de Joan Baldoví dejara caer a la mujer
que simbolizó el cambio político en 2015 y que ha sido víctima de un caso de
persecución jurídico-mediática que pasará a los anales de la infamia de este
país.
Yolanda Díaz fue incapaz de apoyar, ni en público ni en privado, a la mujer
que ideó, convocó y organizó en Valencia el acto de lanzamiento de su
plataforma. Un tuit de compromiso no es apoyar a una compañera cuando la unión
de los poderes mediáticos, judiciales y empresariales han unido sus fuerzas
para echarla a los leones a base de mentiras y bulos publicados por tierra, mar
y aire. Es sorprendente que hayan apoyado más a Mónica Oltra los miembros de
Podemos, siendo los morados competidores electorales de Compromís y Más Madrid,
que quienes se daban tortas por aparecer junto con la valenciana cuando ésta
estaba en la cresta de ola y se la rifaban como símbolo de la primavera
valenciana.
En noviembre de 2022, Yolanda Díaz presentó Sumar en Valencia. Ni una
palabra de apoyo a Mónica Oltra. Un mensaje de WhatsApp de compromiso cuando
Díaz ya estaba de viaje de vuelta a Madrid en el AVE. La mujer que había
cristalizado la unión del progresismo, incluso en contra de Compromís, ya no le
servía a Yolanda Díaz porque eso significaba enfrentarse a La Sexta, que había
sido coautora de la persecución sufrida por la ex vicepresidenta de la
Comunidad Valenciana.
A las pocas semanas de la presentación de
Sumar en Valencia, Joan Baldoví anunció su candidatura a la presidencia de la
Comunidad Valenciana en Al Rojo Vivo, el
mismo programa de Antonio García Ferreras, quien había dejado caer a la líder
de Compromís siguiendo el argumentario de la ultraderecha que está detrás de la
persecución jurídico-mediática, cuyo caso está conectado con Ribera Salud, la
empresa que gestionó las privatizaciones de los hospitales públicos que con
Oltra fueron desprivatizados y pasaron a la sanidad pública. La pista del
dinero nunca falla. La de los viejos aparatos, tampoco.
A los pocos meses de que Mónica Oltra se hubiese ido a su casa, entre
lágrimas de impotencia por la cacería de la que había sido víctima por parte de
la ultraderecha, del lobby de la sanidad privada y de La Sexta, Joan Baldoví se
postuló como candidato de Compromís a la presidencia de la Comunidad
Valenciana. Sin esperar a que se resolviera el caso de Oltra, que sigue siendo
investigada porque uno de los denominadores comunes del ‘lawfare’ es que los
procedimientos estén abiertos mucho tiempo para que el acusado sea convertido
en un trapo en la plaza pública y quede civilmente inhabilitado.
Baldoví anunció en Al Rojo Vivo su postulación y a las pocas horas,
en los pasillos del Congreso, Yolanda Díaz mostraba su apoyo al diputado de
Compromís y hasta se ofreció para hacer campaña electoral por el nacionalista
valenciano. Un apoyo que dolió en Iniciativa del Pueblo Valenciano, partido de
Mónica Oltra, quienes vieron en la postulación de Baldoví una jugada del viejo
aparato del Bloc Nacionalista Valencià para hacerse con el control de
Compromís, una coalición cuyo discurso, estrategia y liderazgo social no
hubiese sido posible sin Mónica Oltra.
El apoyo de Yolanda Díaz a Baldoví cayó como un jarro de agua fría en las
federaciones de Podemos e Izquierda Unida de la Comunidad Valenciana, donde
Baldoví compite electoralmente con Unidas Podemos. Todo el mundo enfadado. Los
de Mónica Oltra, Izquierda Unida, Podemos y, sobre todo, Héctor Illuecas, el
vicepresidente de la Generalitat Valenciana y candidato de Podemos en la
Comunidad Valenciana. Al día siguiente, el equipo de Yolanda Díaz se ve
obligado a llamar por teléfono a los líderes de Podemos e Izquierda Unida en
Valencia para arreglar el entuerto y a todos los medios de comunicación para
desdecirse del apoyo dado a Joan Baldoví. El incendio ya era imposible de
apagar. Lo que en noviembre de 2021 fue un acto de esperanza, en enero de 2023
ya era un reguero de desconfianza, reojos, y competitividad.
Luego vino el acto de Magariños para presentar Sumar. Yolanda Díaz fue
incapaz de apoyar un compromiso por escrito de primarias abiertas para
satisfacer la demanda de Podemos de acudir a la puesta de largo de su
plataforma. Lo que parecía que era sólo un desencuentro por la forma de
materializar las primarias abiertas, lo desmintió la propia Yolanda Díaz en su
acto de coronación, con un relato de ruptura que llevó a la líder de Sumar a afirmar
que electoralmente su plataforma “no sería un fracaso sin Podemos”, abriendo la
puerta a que Sumar y los morados fueran por separados a las elecciones
generales.
Por si quedaba alguna bomba no detonada para romper todos los puentes, este
domingo el programa de Jordi Évole emitió la realidad sin los fuegos de
artificio de comunicación política en los tiempos de Instagram. Más allá de los
agravios contra Pablo Iglesias y de criticar las listas, los liberados y los
recursos económicos, como si Yolanda Díaz no llevara más de 20 años como
liberada política negociando listas y recursos económicos, lo relevante es que
la candidata de Sumar ha quedado atrapada en el marco de la división de la
izquierda cuando su papel histórico debía ser hacer de pegamento de las
fracturas.
Tan atrapada que hasta Alberto Garzón, coordinador federal de Izquierda
Unida y principal apoyo de Yolanda Díaz, se ha visto obligado a publicar un
tuit afirmando que votará por Alejandra Jacinto, la candidata de Unidas Podemos
en la Comunidad de Madrid, y tratar de corregir una ruta autodestructiva que,
de no remediarse, le estará abriendo las puertas a los monstruos del
autoritarismo.
La Voz del Sur DdA, XIX/5.427
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