Félix Población
Suscribo este comentario firmado por Luis Quiñones con motivo de su visita al Monasterio de Santa María de la Vid, en la provincia de Burgos, definido en su página web como el centro de la espiritualidad, y lo hago en los mismos términos en que lo expresa él, que son los que siguen: "Un fraile agustino, con tantos años que pareciera vivir en tiempos de la Desamortización de Mendizábal, pide un donativo de 4 euros y de 2 euros si el visitante es menor. Ni tique de entrada, ni pagos con datáfono. Ni un papelito que nos sirva de recuerdo. En manos de esta gente, que enmascara una actividad económica con la recaudación caritativa de un cepillo dominical, está esta joya que debería ser de todos. El Monasterio de Santa María de la Vid, en #Burgos, es una preciosidad que hunde sus raíces en el románico de parte de su claustro y que llegan hasta el Renacimiento de su soberbia iglesia. Un tesoro que, como todos, le pertenece a unos piratas".
Debo añadir a lo expuesto que los piratas están de enhorabuena por la cosecha lograda a lo largo de esta legislatura con el gobierno más progresista del régimen de 1978, cuyo periodo de gestión terminará a finales de este año con la posibilidad de que el siguiente le sea aún más favorable a la iglesia católica. Ni siquiera el novísimo Canal Red se atreve a considerar como asunto de análisis o debate en su programación este titular de eldiario.es: Los obispos renuncian al 0,5 por ciento de sus privilegios para conservar todos los demás.
Decía el ministro Bolaños el mes pasado que con el nuevo acuerdo entre el Gobierno y la Santa Sede terminan los privilegios fiscales de la Iglesia Católica en el pago de impuestos y algo similar manifestaba Omella, el presidente de la Conferencia Episcopal, al valorar la renuncia de la santa Sede a las exenciones, derivadas de los acuerdos, que afectan a las contribuciones especiales y al impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras (ICIO), pero ahí sigue pendiente el pago del IBI de los inmuebles no destinados a culto que generan beneficios, en no pocos casos considerables.
Entidades como Europa Laica estiman que la institución católica ahorra unos 600 millones de euros en impuestos, no sólo no pagando el IBI sino también tasas municipales como la de basuras. Por otro lado, la plataforma ciudadana que reclama la devolución de las inmatriculaciones de la iglesia en España, de las que tanto se habló hace unos años, valoran las mismas en unos 500 millones de euros.
O sea que los privilegios eclesiales se mantienen y casos como el contado por Luis Quiñones en el mencionado centro de la espiritualidad denotan hasta qué punto las declaraciones de Bolaños o el obispo Omella vienen a ser un insulto a la inteligencia de los contribuyentes españoles. La verdad es que tengo ganas de que Canal Red debata el asunto en alguno de los espacios de su programación, porque me temo que en ningún otro medio televisivo esto sería posible actualmente.
DdA, XIX/5.429
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