jueves, 16 de marzo de 2023

HABRÁ SORPRESAS CON TAMAMES QUE NO AGRADARÁN A ABASCAL



Paco Faraldo

Lo dicen los tertuñados habituales en los medios de comunicación y también lo dice la mayoría de los políticos: “Esto es una charlotada”.

No lo creo.

De momento el autor de “Estructura económica de España” - que va por la 26 edición- ya ha conseguido casi todos sus objetivos: relevancia mediática, tener al país prendado de sus pañuelos y que le pongan un trono en medio del hemiciclo. No son cosas menores.

En los últimos años del franquismo y durante la Transición, cuando alguien se afiliaba al único partido realmente existente, le hacían pasar por seminarios de formación política donde le proporcionaban las armas teóricas precisas para avanzar hacia la revolución inevitable. En tales seminarios los nombres que más se citaban eran Marx y Lenin, pero cuando se hablaba de economía siempre se leían fragmentos de la obra de Tamames. Al llegar yo a Mieres también existían estos seminarios, impartidos por un camarada plúmbeo que venía de Gijón. Le recuerdo con ternura ya, que cinco minutos antes de la hora señalada, la Asociación amigos de Mieres, lugar donde tenía lugar la ceremonia, se vaciaba de repente debido a que los camaradas mineros ponían pies en polvorosa. Es que estaban más por la barricada pura y dura que por la reflexión sobre el último informe del secretario general o por conocer la diferencia entre plusvalía relativa y plusvalía absoluta. Tal vez por esas desbandadas no se hizo la revolución ni se la espera, quien sabe. El caso es que todos se iban menos yo que, como venía de Catalunya, estaba hecho un gramsciano de tomo y lomo y me gustaba provocar un poco a aquel responsable de formación. Y también en nuestras conversaciones salían Tamames y su libro, aunque creo que ninguno de los dos lo habíamos leído por entero. Así que un respeto.

Tamames es inteligente y poseedor de una soberbia intelectual que le hace peligroso. Si hubiera podido, habría descabalgado a Carrillo de la secretaría general porque le gusta mandar y tiene visión estratégica, pero su gancho entre la clase obrera era mínimo. Ya en el Congreso se le veía ligeramente desganado, como si aquel no fuera su sitio. Ahora se dice mucho que nunca fue comunista, lo cual resulta tan evidente como que en Gijón nunca habrá metrotrén, pero eso mismo se puede decir de un porcentaje bastante alto de sus camaradas de entonces que se entregaron de hoz y coz al posibilismo y ya sabemos dónde acabaron.

El martes es el gran día y Tamames es el único que no se muestra nervioso. Opino que habrá sorpresas y que Abascal no estará muy contento cuando acabe la moción. Y busco en la estantería sin encontrarlo aquel ejemplar editado por Guadiana de la Estructura económica de España. Aprendimos algunas cosas leyéndolo.

      DdA, XIX/5.400     

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