Lo cierto
es que, mal que me pese, esa llamada permanente de Yolanda Díaz a mantener las formas en política (eso
que dice constantemente que es tan importante) y su deliberada actitud
conciliadora cuando la batalla no merece el fragor debido parece ser razonable y
funcionar. Insisto que ahora, como parece que la única manera de que el PSOE
vuelva a gobernar es que a Díaz le vaya bien, no parece que desde los resortes
del bipartidismo hayan tocado a rebato contra ella. O puede que sí sea capaz, y
de aquí a una década —como proclama que es su proyecto de país—, ese extremo cultivo de la forma consiga que el fondo triunfe y llegue donde no llegaron sus antecesores en el intento. Veremos.
En
cualquier caso, el mayor valor de lo conseguido en este ciclo político en
términos de batalla ideológica y política es que intervenir el mercado haya dejado de ser anatema y vehículo de lapidación en plaza pública. El cambio de ciclo, que es
mundial, frena ese tsunami neoliberal al que la socialdemocracia decidió
subirse y surfear, porque la socialdemocracia, ahora socioliberalismo, no está para cambiar las cosas, sino para maquillarlas y hacerlas lo más digeribles posible. Probablemente se necesitarían
mayorías abrumadoras en un espacio más allá del PSOE para cambiar el paradigma
económico vigente, pero por primera vez en décadas se vislumbra a una fuerza
empujando en sentido contrario y haciendo retroceder una ideología que
conlleva, sobre todo, el colapso del planeta y de la
salud mental de los ciudadanos.
El
secreto, parece, es intervenir el mercado pero no enfadado, sino con una sonrisa. O con cariño. Al
final, cuando Yolanda Díaz habla a la interna de "querernos" pretende
conseguir espacios políticos homogéneos y refractarios a las luchas internas
que tanto mal han hecho. Y cuando habla a la externa de frenar los beneficios
empresariales pero sonriendo pretende decir que muchos grandes empresarios
españoles son capitalistas despiadados, pero que
no se note tanto. Parece que, de momento, la realidad le
va dando la razón a su manera de hacer. Veremos en qué se traduce
electoralmente, que ahí viene lo difícil, pero los tiempos y las formas de
Yolanda Díaz se han demostrado hasta hoy como una opción realmente sólida.
InfoLibre DdA, XIX/5.381
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