viernes, 13 de enero de 2023

EL CSIC SIGUE FALSEANDO LA HISTORIA DE LA JUNTA DE AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS REPUBLICANA


Cristina Calandre Hoenigsfeld

Por fin me animé a visitar el «Laboratorio histórico Enrique Moles» (1), un pequeño museo que recrea el laboratorio del gran químico. Fue inaugurado en octubre pasado, con asistencia de la nueva presidenta del CSIC.

Me gusta darme de vez en cuando una vuelta por la Colina de los Chopos, para ver si hay alguna novedad. En esta ocasión ha sido este pequeño laboratorio donde se homenajea a Moles y parte de sus colaboradoras, como Dorotea Barnes, pero dejando fuera todo lo referente al periodo de la guerra civil española, es decir, se da por cerrado en 1936, cuando ya está publicado por los investigadores de la ciencia que durante 1936-39 siguió con la actividad investigadora, con científicas como María Teresa del Toral (2).

La esquizofrenia del CSIC es manifiesta, ya que justo en la fachada de ese edificio, el de Fisica-Quimica Rocasolano, conseguimos cambiar una placa en el año 2010, con la fecha correcta de finalización de la JAE en 1939, cuando ponía 1938 (conseguido en base al nombramiento de mi abuelo Calandre como subdelegado de dicha JAE).

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Próximamente ¡por fin! van a ser anulados, en aplicación de la nueva Ley de memoria democrática, las sentencias de los consejos de guerra del franquismo, como el que sufrió en 1939 todo el equipo del Instituto de Química-Física, empezando por su director en funciones, Enrique Moles y todos los demás, acusados de auxilio a la rebelión, con penas de cárcel e incluso muerte. Mi pregunta es esta:
¿Se van a poder anular las sentencias, si el propio organismo, el actual Rocasolano del CSIC, no reconoce que estuvo activo científicamente, como se constata en esta recreación «Laboratorio histórico Enrique Moles», a pesar de tener en la fachada la placa que da por finalizada la JAE en 1939?

Continuando con la visita inspección que realizo al campus del CSIC, siempre paso al interior de la Iglesia del Espíritu Santo, que se construyó en 1940, sobre el antiguo auditorio de la Residencia de Estudiantes, para saludar a la estatua del jefe del Opus Dei, Escrivá de Balaguer, y ahí sigue en medio del campus «científico» del CSIC y con sus curas dando misa (con el permiso del obispado de Madrid).

También doy una vuelta por la Residencia de Estudiantes, donde sigue sin reconocerse al Hospital de Carabineros, ni a su refugio antiaéreo, ni una pequeña placa en honor de su director el eminente doctor Luis Calandre Ibáñez, donde se explique que dicho hospital se ocupó de curar a cientos de milicianos de una epidemia de malaria desatada por los frentes de Madrid.

En conclusión, el museo recreado «Laboratorio histórico Enrique Moles» muestra lo orgullosos que están los actuales científicos y científicas del edificio Rocasolano, del gran químico, pero esconden avergonzados el aporte a la defensa de la II República y su legalidad, por Moles y su gran equipo, por lo que luego fueron duramente represaliados. Hay que obligar a que incluyan la verdadera historia en dicha recreación museística, que próximamente tendrá un acceso directo desde el campus (ahora se accede pasando por el edificio, y rellenando una ficha).

Ciertamente ese campus “científico” se parece cada vez más a un lugar de retiro para ejercicios espirituales, con tanta calma, sin ruido, con zonas verdes, en medio de los mejores barrios de Madrid, entre Serrano y la Castellana ¡Un

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