lunes, 21 de noviembre de 2022

LA VOMITIVA HIPOCRESÍA DEL PRESIDENTE DE LA FIFA



Félix Población

Según leemos en algunos medios, solo el rey de España entre los reyes que todavía mantienen su corona en Europa, ha anunciado su presencia en el Mundial de Catar, el más caro y deficitario de la historia, que ayer celebró su acto inaugural con mucho y luminoso fasto. 

Si se diera el caso de que ninguno de los monarcas europeos estuviera presente a la postre en una competición celebrada en un país donde se vulneran los derechos humanos, como consecuencia de un régimen político dictatorial propio de una monarquía absoluta, la presencia de nuestro Jefe del Estado acumularía aún más desdoro para la corona española del que ya lleva consigo. Falta saber lo que hará un rey europeo si su país llegara a la final de torneo, pero de momento, y sin que la selección español jugara un solo partido, ha sido Felipe VI quien ya tiene previsto el viaje y su presencia en el palco de un estadio catarí. 

Contrasta esto con la actitud de afamados artistas de la canción que, por temor a ver empañada su imagen actuando en ese país, han preferido evitarlo. Se conoce que el rey de España no teme por la suya, le importan un bledo los derechos humanos de los cataríes o siente cierta querencia familiar, como hijo de su padre, por las monarquías de la zona. 

 

Organizado en base al próspero negocio que supone para la FIFA la celebración de este Mundial, y teniendo en cuenta anteriores ediciones de esta competición bajo regímenes dictatoriales como el de Argentina o casos como el de aquel partido entre Chile y la URSS*, la hipocresía que mueve al mundo permitirá que el poder del dinero no sufra merma, por más que se den declaraciones y gestos en contra del Mundial catarí. 

Lo único que quizá podría intentarse, si se contara con una concienciación lo suficientemente sólida para ello entre el personal, es un descenso en el número de telespectadores que sigan esta edición, dejando de pagar las cuotas correspondientes. Aun así, mucho me temo que la cifra de quienes lo hagan será inapreciable porque habrá muchos que piensen que cada cual acabará sentado ante el televisor, movido por la rutina, la inercia o su fervor balompédico. 

Es lo mínimo que podemos hacer ante la celebración de un evento deportivo en un país cuyo régimen político es propio de un Estado medieval. A la decisión de cada cual deberían haber contribuido en última instancia la desfachatez  del presidente de la FIFA con estas aberrantes declaraciones: “Me siento catarí, me siento árabe, me siento africano, gay, discapacitado, trabajador migrante”. Vomitivo.

*La URSS se negó a jugar en un estadio donde se retenía, torturaba y asesinaba a decenas de miles de chilen@s. Chile y La URSS debían disputar un partido en noviembre de 1973 para decidir cuál de las dos selecciones jugaría el Mundial de Alemania La FIFA permitió el absurdo de que los jugadores chilenos avanzaran en solitario y marcarán un gol sin equipo rival. La URSS quedó fuera del Mundial de Alemania de 1974.

     DdA, XVIII/5311     

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