jueves, 20 de octubre de 2022

EL ROBO DE LOS BANCOS "POR COMISIONES Y GASTOS"


Félix Población

Nos consta que las grandes entidades bancarias de este país ingresaron por beneficios durante el primer semestre del año en curso un 36 por ciento más que en el mismo periodo del año anterior, lo que vienen a ser casi 4.000 millones de euros de nada. 

Siendo esto así, como es, no podemos pasar por el alto el caso de una vecina de Las Regueras (Asturias), trabajadora del Servicio de Atención a Domicilio (SAD) del citado municipio desde hace un lustro. Su salario por un contrato de veinte horas semanales no llega a los 800 euros. Begoña Tamargo, que así se llama esta ciudadana, lleva dos años reclamando que su banco deje de cobrarla cada trimestre 40 euros en concepto de “comisiones y gastos”. 

Si por algo se ha caracterizado Tamargo a lo largo de los 25 años que es clienta de esa entidad financiera es por no haber tenido nunca la cuenta en números rojos. Desde hace un cuatrienio, sin embargo, el banco le resta por el citado concepto primero 30 y después 40 euros, por lo que ya lleva desde 2020 haciendo las correspondientes reclamaciones, que también cursó en el Banco de España, la Oficina de Consumo de Oviedo y la de Grado, sin resultado alguno. 

Ante tal situación, esta mujer trabajadora no ha dudado en presentarse en solitario con un megáfono ante la sucursal bancaria en donde tiene su dinero para hacer hincapié, a voz en grito, en que esa comisiones son ilegales y abusivas, según el Tribunal Supremo, algo que deberían hacer todos aquellos que se encuentran en situación similar

Begoña Tamargo está recibiendo muchos ánimos a pie de calle por parte de sus vecinos: «A las puertas del banco estos días -comentó al diario La Voz de Asturias- actué un poco de cura confesando porque la gente me venía a contar situaciones parecidas a la mía y yo les decía que tenían que arreglarlo dentro, con una hoja de reclamaciones, con quejas. Yo solo puedo escucharles y animarles a que se pongan conmigo a la puerta». 

Entre otros casos, le pareció especialmente sangrante el de una señora de unos ochenta y pico años que fue al banco porque le habían quitado 200 euros de la cuenta y, cuando salió, dijo que por una tarjeta que ni había tenido, ni había visto ni había usado ella, le cobraron esos 200 euros. Eso no se hace a nadie, pero menos a una abuela». 

Algunos viandantes -leemos en el citado periódico- le proponían a Tamargo cambiarse de banco. «No tengo por qué cambiarme de banco. Ellos son los que tienen que cumplir la legalidad y yo seguiré poniendo reclamaciones y haciendo lo que pueda, teniendo en cuenta que el Banco de España debería tomar cartas porque «esto no solo pasa en esta entidad, pasa en muchas más según estoy viendo». En algunas, como dice que le dijo otra viandante que se paró a hablar con ella, por tener un salario de 1.000 euros. «Se están tragando nuestros ahorros y no tienen por qué hacerlo. Y mucho menos sin ninguna firma ni permiso mío. Y, desde luego, tanta culpa tiene el que mata a la vaca como el que le agarra la pata», dice, tirando de refrán, Tamargo, que asegura dormir tranquila por las noches pese a tener un trabajo precario y que, cual David contra Goliat, no va a rendirse hasta que la escuchen y dejen de cobrarle comisiones por cobrar menos de 800 euros. 

Y mientras las grandes entidades bancarias se ceban en los pequeños ahorros de personas como las mencionadas, sus beneficios se cuenta cada semestre en miles de millones de euros ante la indiferencia o la anuencia de este gobierno social-comunista.

     DdA, XVIII/5.289     

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