Félix Población
Juan Francisco Ortiz y David Ortiz son hijo y nieto, respectivamente, de Francisco Ortiz Torres, uno de los muchos republicanos españoles deportados al campo de exterminio de Mauthausen, en el que estuvo preso cuatro años y también a punto de morir. Estos dos músicos, desde que tocaron en ese lugar en 2.005, con motivo del sexagésimo aniversario de su liberación, no han dejado de hacer memoria con su guitarra y su violoncelo como homenaje a las víctimas del fascismo. Así, su música ha sonado en la casa natal de Federico García Lorca, en Fuente Vaqueros (Granada), en la de Miguel Hernández, en Orihuela, y en Baeza y Collioure, en memoria de Antonio Machado, localidades en las que impartió docencia y falleció en el exilio el poeta de Campos de Castilla. También, en el Memorial de Corbera del Ebro o en Carabanchel (Madrid), cuya cárcel fue centro de reclusión de quienes se enfrentaron a la dictadura franquista. En unas declaraciones con motivo de uno de sus conciertos este año en la Casa Sefardí de Toledo, en memoria de las víctimas del Holocausto, manifestaba el guitarrista y compositor Juan Francisco Ortiz que siempre que habla de su padre “me vienen las lágrimas”, aunque su padre nunca hablara de esos años en Mauthausen: “Yo siento algo muy profundo, porque nunca le pregunté bastante. Al final me enteré de muchas cosas, como que estuvo en todos los frentes, en Madrid, Brunete, en el Ebro... Nunca pregunté nada. Fue cuando se jubiló cuando empecé a saber. Yo creo que él lo que quería era olvidar”. Gracias a su hijo y a su nieto, esa memoria no habita en el olvido y sirve de recuerdo y advertencia a las nuevas generaciones ante cualquier renacimiento involucionista contra la democracia. Esa memoria seguirá sonando mientras la mueva con la música de sus manos el corazón de Juan Francisco y David Ortiz. Solo hace falta que repercuta en quienes los escuchen allá donde lleven su mensaje.
DdA, XVIII/5.254
No hay comentarios:
Publicar un comentario