domingo, 22 de mayo de 2022

PEDERASTIA: QUE EN LA NIÑEZ SE SEPA DISCERNIR ENTRE VÍBORAS Y CULEBRAS

Puede ser un primer plano de persona y niño(a)

Leticia Gondi

La indefensión ante la que muchos niños y niñas se encuentran frente a los pederastas, no radica exclusivamente en el poder que dichos adultos ejercen sobre ellos por el mero hecho de serlo, sino en el conocimiento que adolecen la inmensa mayoría de menores, de la pederastia en sí y de sus artimañas, fruto de la dejadez de madres y padres que, ante el temor de abordar un asunto harto engorroso, eligen posponerlo hasta que ya es, quizás, demasiado tarde.

Desde que mi hijo detenta cierto raciocinio, te hablo de los tres, cuatro, cinco años de edad, me he dirigido a él poniendo TODA LA INFORMACIÓN de la cual dispongo, sobre la mesa. Le he explicado la sexualidad sin tapujos, sin filtros, del mismo modo que le he hablado del UNIVERSO, de las relaciones sociales, de la guerra, de salud, de arte, o de filosofía, es decir, sin inventarme datos ni edulcorar los habidos.

Jamás he comprendido que por un lado se les dispense todo el conocimiento del mundo, de la forma más directa, exacta, y por el otro, como si de un material restringido o tóxico se tratara, LA SEXUALIDAD. Así, niños que saben desarrollar complejas ecuaciones, desconocen qué es y qué fin tiene una erección biomecánicamente hablando. De igual modo ignoran que existen adultos que únicamente consiguen erecciones a través de menores [a veces bebés] y que a menudo, estos individuos se saltan toda regla social, moral o ética para obtener satisfacción y aliviar sus instintos.

Mi hijo sabe perfectamente distinguir desde tiempo ha, entre un acercamiento lícito y uno pedófilo. También le he explicado con detenimiento, e insistencia, las argucias que utilizan 'los malos' para garantizarse el silencio de sus víctimas. Y alguno me dirá que hablarles de ello, aunque sea para prevenirles, es infundirles miedo, generar alarmismo, dar dimensión de realidad al asunto, pero es que hay que hacerlo visible, ¡porque EXISTE!, y ocultarlo, expone a los más vulnerables.

Mi propósito en esta vida es OFRECER a mi hijo, mi atento discente, toda la INFORMACIÓN de la que dispongo para hacerlo una persona más preparada y autosuficiente. Que sepa distinguir una víbora de una culebra, una actividad divertida de una actividad temeraria, y a un tipo amable, cercano o cariñoso, de un violador en ciernes.

DdA, XVIII/5174

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