lunes, 23 de mayo de 2022

DIEZ AÑOS YA DEL ELEFANTE REPUBLICANO QUE MATÓ EL EMÉRITO

 


Félix Población

Los motivos de inspiración de mi estimado amigo Álvaro Noguera, viñetista de Diario16, son poco menos que insondables, pues es habitual que, como nos ocurre en ocasiones con El Roto, nos sorprendan  y los celebremos con cierta regularidad.

En esta ocasión, sin embargo, creo saber de dónde le ha venido la idea a Álvaro, dado que el pasado sábado se celebró en la localidad asturiana de Llueves el acto republicano conmemorativo de la muerte del rey Favila a garras de un oso, algo que en esta ocasión, empero, no parece que haya tenido la mínima repercusión que se le suele dar en los medios cortesanos del Principado de Asturias. Pesaba más la estancia del Demérito en las regatas de Sanxenxo, cuya permanencia en aquella localidad “culminaba” ayer, según redactó el cronista cortesano de nuestra cortesana televisión pública estatal. 

La viñeta de Noguera me parece pintiparada para el día de la fecha, pues hoy visita el rey padre a Felipe VI en la que fue residencia del primero, el palacio de La Zarzuela, algo que de seguro culminará -esta vez sí- el efecto favorecedor que el retorno ex Jefe del Estado y "delincuente acreditado" ha propiciado con su viaje a España para la causa republicana. 

¿Disculpas de qué”, les dijo a los periodistas en Sanxenxo Juan Carlos I, cuyo papel en la historia de este país quedó marcado desde el día en que mató a un elefante en Botswana. Fueron siete los disparos que el rey efectuó con su rifle Rigby Express de calibre 470. El elefante cayó a sus pies. Le acompañaban su amante, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, a la que regaló 65 millones de euros de na, y el multimillonario sirio Mohamed Eyad Kayali

Han transcurrido diez años y aquello fue el principio del final del juancarlismo. Esta es, por ahora, la única visión mediática admisible. No se pasa de ahí, pero otra es la idea que crece en la opinión pública, favorecida por la ominosa historia de la dinastía borbónica en este país. La Corona vuelve a estar en crisis, como en los viejos tiempos.

     DdA, XVIII/5175     

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